Inaceptable desprecio a los ciudadanos

Sin entrar en la calificación de algunos comentarios de desprecio a la Fiesta Nacional de España, como el del actor Guillermo Toledo, que pertenecen más al campo de la psicología clínica que al de la política, sí tienen trascendencia por el cargo que desempeñan los exabruptos de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y del alcalde de Cádiz, José María González, ciudad esta última cuya vinculación con la gesta del descubrimiento y colonización de América merecería un conocimiento más ajustado a la realidad histórica que el que demuestra su primer edil. Por supuesto, a nadie sorprende la actitud de unos militantes de la izquierda antisistema, formados en el concepto de su superioridad ideológica y moral, así como en la descalificación maniquea de quienes no comulgan con sus ideas. No sorprenden, pues, ni la manipulación burda, ni la ignorancia que demuestran, pero sí debería preocupar su evidente incapacidad para asumir las obligaciones inherentes a su representación institucional. Elegidos en minoría, estos alcaldes proyectan sus propias obsesiones ideológicas sobre el conjunto de sus conciudadanos, negando el respeto debido a quienes sienten como propia la conmemoración nacional de una de las democracias más avanzadas y libres de Europa.