Argentina

La Cumbre de la renovación

Comienza hoy la XXIII Cumbre Iberoamericana en un contexto internacional de incertidumbre y profundos cambios en el orden mundial. Los equilibrios entre las potencias han cambiado y muchas naciones de Latinoamérica están mostrando su pujanza económica en unos momentos en que la crisis está golpeando de manera especial a Europa. Desde esta perspectiva, estas cumbres deben replantearse su papel y convertirse en un verdadero foro que tome decisiones y adquiera compromisos realistas y asumibles. El primer objetivo de la cita, que arranca hoy en Panamá, es el de convertirse en bienal, lo que permitirá que los acuerdos tengan mayor calado, e invite menos a la improvisación retórica y la cita no sea simplemente un encuentro entre países hermanos que comparten lengua y vínculos culturales, pero que son incapaces de trazar objetivos comunes. El mundo y la comunidad iberoamericana exigen un mayor pragmatismo y dejar claro cuál es el terreno de juego de estas relaciones entre países supuestamente socios. En este sentido, no habla bien de la operatividad de estas cumbres el hecho de que, más de veinte años después, el flujo económico entre naciones no se respete y se deteriore el clima de confianza y la seguridad jurídica de los inversores, sobre todo a raíz de las expropiaciones a empresas españolas en Argentina, Venezuela y Bolivia. Si la Cumbre es un foro democrático hay que respetar las leyes democráticas. Ninguno de los mandatarios del eje más izquierdista ha acudido a la cita, por diferentes motivos, pero tampoco destacados países que están mostrando un importante desarrollo, como Chile, por no hablar de la ausencia de la brasileña Dilma Roussef, uno de las llamadas potencias emergentes. El caso del presidente chileno, Sebastián Piñera, es sintomático del nuevo replanteamiento del mundo: Chile acaba de firmar, coincidiendo con los preparativos de la Cumbre Iberoamericana, un acuerdo de libre comercio con Tailandia, un país con 70 millones de habitantes, y ha abierto conversaciones con Indonesia, con 240 millones. Este hecho fue destacado ayer por Mariano Rajoy en el IX Encuentro Empresarial, previo a la Cumbre de Panamá. España, a pesar de ser un país europeo y mediterráneo, «se ha dado cuenta de por dónde va el mundo», señaló después de participar en un encuentro que ha analizado la influencia de la Alianza del Pacífico con América Latina. El mundo no sólo se ensancha por el Atlántico, sino también por el Pacífico. La Resolución sobre la Renovación de la Conferencia Iberoamericana fijará, además, cambios en el sistema de financiación del organismo, que hasta ahora distribuye su presupuesto anual de 7 millones de euros de la siguiente forma: el 60 por ciento para España, el 10 por ciento para Portugal y el 30 restante para Iberoamérica. Este reparto también cambiará.