París

Las vías del AVE y la unidad

La red de Alta Velocidad Española se extiende desde ayer a lo largo de más de 3.000 kilómetros, con lo que nuestro país se mantiene a la cabeza de Europa y del mundo –sólo China, gigantesca, nos supera– en el desarrollo de este tipo de infraestructuras de transporte de tecnología punta. Con el tramo inaugurado ayer por Su Alteza Real Don Felipe, que conecta Barcelona con la frontera francesa en Figueras, culmina una parte importante del llamado «corredor Mediterráneo», fundamental para el comercio español con la Unión Europea, y se habilita el enlace ferroviario directo entre Madrid y París. También, incorpora a Gerona a la red de Alta Velocidad, ya que era la única capital de provincia de Cataluña que carecía de conexión. Se trata, pues, de una obra de enorme trascendencia que no sólo contribuye a la vertebración territorial de España, sino que también nos integra en la red europea. Su significación se vio ayer reflejada en el viaje inaugural, que contó con la presencia del Príncipe de Asturias; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas. Si dejamos aparte el habitual memorial de agravios con que suelen obsequiarnos los representantes del nacionalismo catalán –a pesar de que en esta ocasión Artur Mas estuvo bastante medido– hubo coincidencia general en la importancia que para el desarrollo de Cataluña y, por ende, de España representa está obra pública del Estado, que ha supuesto una inversión de más de 3.700 millones de euros, sin incluir los trabajos de adecuación de las estaciones de Sants, Gerona y Figueras-Vilafant. Una obra que, como resaltó Don Felipe en su discurso, contituye un motor de crecimiento y demuestra que, juntando fuerzas, España afrontará mejor el futuro. Pero en plena ofensiva separatista por parte de CiU y ERC, Mariano Rajoy no podía desaprovechar la ocasión para tender la mano a Artur Mas y llevarle a la reflexión del grave error de su apuesta. Y lo hizo con un efectista símil ferroviario: «Si los del AVE son raíles de prosperidad, también son vías de entendimiento, vías de acercamiento que permiten llegar más lejos. Han sido como costuras capaces de acercar los más diversos territorios en aras de una voluntad común». Una posición con la que coincide plenamente –y es una buena noticia– la socialista catalana Carme Chacón, quien también puso ayer a la Alta Velocidad Española como ejemplo de la fuerza de la unidad. Es de temer, sin embargo, que estas llamadas leales al sentido común y al tendido de puentes caigan en saco roto. Porque el programa separatista de Artur Mas sigue por sus pasos contados hasta el abismo político, al que está indefectiblemente abocado.