Cataluña

Lealtad institucional y diálogo

Mariano Rajoy respondió ayer a la carta que Artur Mas le envió el pasado 26 de julio y en la que le proponía acordar una consulta para la creación de un «Estado propio» en Cataluña. Desde aquella fecha, la posición del Gobierno de España no ha variado en lo fundamental: respeto a la legalidad constitucional y diálogo. La carta de ayer se ciñe a estos principios, a la vez que los intensifica en ambas direcciones: más lealtad institucional y más diálogo. Artur Mas pedía algo que el ordenamiento jurídico español ni ninguna constitución moderna contemplan, y es que una parte del territorio de un país se separe del resto unilateralmente, ni aunque medie un referéndum. Acordar una fórmula para esta ruptura, como le pedía Mas, supondría no sólo ir contra la Constitución, sino también contra la esencia de la democracia misma, pues implicaría alterar sus propias normas. La respuesta de Rajoy invita a retomar la racionalidad política, a abandonar retóricas que sólo conducen a la confusión y a poner sobre la mesa los temas que deben ser tratados por políticos de miras y sin ataduras a las esencias identitarias: aquellos temas que afectan de manera directa al desarrollo y a la prosperidad de los pueblos. En este sentido, el presidente del Gobierno recordó que la «legitimidad democrática» que el propio Mas invoca supone «respetar el marco jurídico» en el que los gobiernos «hallan su fundamento y legitimidad», tanto el de España como el de Cataluña. La carta de Rajoy es especialmente insistente en reclamar «lealtad institucional» porque sólo desde ésta puede haber un verdadero diálogo sobre los asuntos que ahora mismo están abiertos en canal. Fuera de la legalidad, es decir, anteponiendo la premisa de que Cataluña debe aspirar a la independencia por encima de las propias leyes, del Estatut y de la Constitución, es imposible dialogar. Rajoy es consciente de que las decisiones de Mas están atadas a un pacto con ERC cuyo primer punto es convocar en 2014 una consulta sobre el «derecho a decidir» y no variar una hoja de ruta irreflexiva pase lo que pase. En este sentido, el presidente del Gobierno ha querido dejar claro: «El diálogo no tiene fecha de caducidad cuando se trata de atender al interés general de los españoles y, por ello, de todos los catalanes». Rajoy le tiende la mano a Mas y reclama una «lealtad recíproca» y cultivar la «corresponsabilidad en las dos direcciones». Antes de hacerse pública la carta, Artur Mas respondió de manera precipitada, sin atender a esta oferta clara de diálogo. Si la postura de Convergència es cerrar esta puerta abierta, sin duda se entra en un escenario que nadie desea, tampoco en los sectores moderados del catalanismo. Rajoy invitó a Mas «a que ejerzamos responsablemente nuestra función como gobernantes democráticos». El presidente de la Generalitat tiene la palabra.