España

Mejoran las perspectivas

El presidente del Gobierno aprovechó ayer la sesión de control en el Senado para confirmar lo que distintos organismos internacionales y nacionales y varios servicios de estudios habían adelantado en las últimas semanas sobre la mejoría cierta de la situación económica en el país. Mariano Rajoy anunció que el Ejecutivo ha revisado dos décimas al alza el crecimiento previsto para 2014, al elevarlo del 0,5% al 0,7%. Lo hizo además sin abandonar el discurso de la prudencia porque lo cierto es que los pronósticos gubernamentales se situaron por debajo del consenso del mercado, que ha cifrado el progreso de la economía nacional en el entorno del 1%. En efecto, el pronunciamiento del presidente no fue ilusorio ni voluntarista sino que, muy al contrario, se alineó con otros incluso más favorables. Antes que el Gobierno, entidades como Funcas, CEOE o Morgan Stanley rectificaron sus previsiones de forma positiva para España, al tiempo que la OCDE y la Comisión Europea constataron también nuestra recuperación. Servicios de estudios tan prestigiosos como el del BBVA concluyeron que la economía española saldrá de la recesión al cierre de septiembre y presentará tasas positivas en los «próximos seis trimestres». Por lo tanto, los buenos augurios responden a un criterio casi global. Es sorprendente, sin embargo, que los pronósticos de primavera de algunos de estos mismos organismos, analizados con cierta perspectiva, fueran muy pesimistas para nuestro país y que hoy den la razón con sus matizaciones al discurso de entonces del Gobierno, que apostó por no perder la calma, mantenerse firme en las reformas y la consolidación fiscal y trabajar para mejorar la confianza y el crédito internacionales. Poco a poco, los resultados están ratificando la orientación económica del Ejecutivo. El buen comportamiento de las exportaciones, la relajación de las tensiones financieras con mejores condiciones de financiación exterior por la caída de la prima de riesgo y la menor intensidad del ajuste fiscal no han sido fruto de la casualidad, sino la consecuencia de las decisiones adoptadas. La recuperación, no obstante, será lenta, y no estará exenta de riesgos. El Gobierno acertará si mantiene el rumbo y el ritmo reformista y no se aparta de la cautela, si preserva el discurso de la verdad y cumple con sus compromisos, que es lo que ha permitido recuperar la imagen de país serio y responsable. Los ajustes estructurales han encauzado desequilibrios endémicos y han sentado cimientos sólidos sobre los que progresar, pero España es todavía vulnerable y cometeríamos un grave error si pensásemos que el trabajo está acabado, la crisis vencida y la prosperidad ganada. No lo estará hasta que la economía crezca de forma estable y suficiente y se reconduzca el problema del desempleo.