Relaciones España-EEUU
Obama cumple con España
El anuncio del viaje de Estado a España del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, supone, ciertamente, la plena recuperación de las relaciones bilaterales con nuestro principal aliado transatlántico, que habían sufrido un cierto deterioro a raíz de la decisión del anterior Gobierno socialista de retirar sin negociación previa los efectivos militares españoles desplegados en Irak. De hecho, la visita de Obama será la primera de un presidente norteamericano en los últimos quince años, tras la que rindió George W. Bush en junio de 2001. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que España y Estados Unidos no hayan mantenido durante todo este tiempo una estrecha cooperación como socios y aliados, tanto en lo que se refiere a los ámbitos de la defensa y la seguridad –despliegue en la base de Rota del Sistema de Defensa contra Misiles Balísticos y establecimiento en la base de Morón de la Fuerza de Respuesta de Crisis– como en las relaciones económicas y comerciales, que no han dejado de crecer. Según los últimos datos de que dispone el Ministerio de Asuntos Exteriores, la inversión bruta estadounidense en nuestro país se ha situado en el nivel más alto de los últimos nueve años y no menos de 700 empresas españolas están instaladas en EE UU –casi la mitad en el estado de Florida–, con más de 75.000 empleos. No es un secreto que Washington considera de alto valor el apoyo de Madrid en las negociaciones con la Unión Europea para el acuerdo de libre comercio transatlántico (TTIP), cuya firma tropieza con más resistencias de las esperadas. Igualmente, durante la última legislatura, se han mantenido frecuentes visitas , encuentros y contactos del más alto nivel entre representantes españoles y norteamericanos, con especial relevancia en los tres viajes realizados por Su Majestad el Rey a territorio norteamericano –el último, a Puerto Rico, el pasado mes de marzo– con sendos encuentros con Obama: uno en Nueva York, en el marco de Naciones Unidas, y otro en la Casa Blanca, en visita de Estado. Asimismo, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se ha entrevistado con el presidente norteamericano en Washington y en San Petersburgo (Rusia), esta última ocasión con motivo de la cumbre del G-20, celebrada en septiembre de 2013. También han sido numerosos los viajes y encuentros de los distintos miembros del Gabinete español, en una actividad que ha cubierto todos los campos esenciales: seguridad y lucha antiterrorista, defensa, cultura, asuntos laborales y economía, con la lógica preeminencia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Por la parte norteamericana han visitado oficialmente España tanto el secretario de Estado, John Kerry, como el de Defensa, Ashton Carter, pero un simple examen cronológico de todos los contactos acredita el gran esfuerzo hecho por el Gobierno del Partido Popular para recuperar al máximo nivel las relaciones con Estados Unidos. En este sentido, ha sido decisiva la contribución del Rey, cuyo viaje de Estado a Washington y Florida, al que ya nos hemos referido, en septiembre de 2015 terminó por desbloquear una situación, más simbólica, si se quiere, que real, pero que ha demostrado que la política exterior de Estados Unidos mantiene una línea común que rige por encima de quien ocupe la Casa Blanca. El calendario de la visita presidencial norteamericana es, pues, secundario, dado que han sido las circunstancias políticas españolas las que han determinado un primer aplazamiento una vez que Washington aceptó la invitación oficial. Lo importante es que Barack Obama, como todos sus antecesores desde Nixon, mantendrá un compromiso que demuestra la relación privilegiada de amistad con uno de sus principales aliados europeos. Una cercanía que había quedado empañada.
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