
Deuda Pública
Prima de confianza en Rajoy
El «regreso» a España de unos 50.000 millones de euros, constatado por el Banco Central Europeo (BCE) como prueba de que se está revirtiendo la tendencia de los inversores a sacar dinero del país, es un síntoma muy elocuente de que el primer año del Gobierno de Rajoy empieza a dar sus frutos. Pero no es el único síntoma. También debe valorarse que la prima de riesgo haya bajado por debajo de los 400 puntos y que la Bolsa experimente una subida sostenida. El mejor indicador, sin embargo, de la confianza que España vuelve a suscitar entre los inversores es que el Tesoro cerrara el martes con gran éxito la última subasta del año. Las citas con los mercados fueron enormemente exigentes en 2012 no sólo por la crisis, sino también por el importante volumen requerido para cubrir las necesidades financieras de España. El Tesoro captó más de 205.000 millones de euros de enero a diciembre, aunque es cierto que una parte se destinará a financiar las obligaciones de 2013, después de que en noviembre ya se hubieran completado las exigencias de liquidez para 2012. Pese a la recesión y a la crítica situación de las finanzas heredadas del Gobierno anterior, España fue capaz de sobreponerse a las tormentas financieras y al acoso de los especuladores y superó el examen de los mercados con buena nota. La dinámica fue especialmente positiva en la segunda mitad del año, después de que la prima de riesgo alcanzara en julio el nivel récord de los 650 puntos básicos, con el interés en el 7,7%. Entonces, las alarmas se dispararon porque la degradación de la deuda española y la pasividad europea hacían imposible la financiación. El Gobierno supo entonces mantener la calma, articular las alianzas necesarias y moverse con habilidad. El BCE echó una mano con los manguerazos de liquidez y también con el plan de compra de deuda. Pero, sobre todo, lo que contribuyó a calmar las aguas fue la ambiciosa acción reformista del Ejecutivo. Esa determinación impulsada por Rajoy no sólo fue refrendada en Europa, sino que generó confianza y credibilidad en los inversores. Y los resultados han llegado. Nuestras emisiones han sido un éxito, con elementos particularmente esperanzadores. Por ejemplo, que algunas fueran cubiertas por capital extranjero o que el coste medio de la emisión (3,42%) haya estado casi medio punto por debajo del registrado el pasado año y haya sido el tercero más bajo de la última década. Pese a todo, 2013 no será fácil. Nuestro país debe conseguir 207.000 millones en los mercados, casi 20.000 más que en este año. El reto es grande, pero si el Gobierno persiste en sus políticas reformistas y de control del gasto público no cabe duda de que recuperará plenamente la confianza de mercados e instituciones, primer paso para emprender la senda del crecimiento.
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