Elecciones Generales 2016
PSOE, oposición suspensa
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al pasado mes de enero reitera una anomalía política con pocos precedentes: el deterioro continuado de las espectativas electorales del principal partido de la oposición. De celebrarse hoy las elecciones, los socialistas no sólo no se beneficiarían del lógico desgaste del partido en el Gobierno, sino que obtendrían, con un 26,6% de intención de voto, su peor resultado histórico. También es castigado en la encuesta el Partido Popular, con un 32,1% de intención de voto –dos puntos por debajo de los resultados de octubre–, pero se trata, en buena parte, de un reflejo del disgusto de los ciudadanos ante el embate de la crisis y las medidas de ajuste fiscal que ha tenido que tomar el Gobierno de Mariano Rajoy para enfrentar la amenaza de la bancarrota que pesaba sobre el país. Aunque el descenso del PP favorecería, en principio, las posiciones de un partido ideológicamente ambiguo como UPyD, con un 9,2% de intención de voto –resultado que puede cambiar cuando entre en un próximo sondeo la opción de VOX–, la encuesta destaca el incremento de los que se declaran partidarios de abstenerse en las próximas elecciones generales, opción que suele crecer cuando hay desánimo y preocupación por el futuro y aún está lejos la cita con las urnas. Sin pretender ocultar los resultados que atañen al Partido Popular, que deben mover a la reflexión a sus responsables, lo cierto es que los más preocupados deberían ser los líderes del PSOE ante el fracaso sin paliativos de su política de oposición. Fracaso al que no es ajena la falta de claridad con que los socialistas afrontan el desafío separatista de los nacionalistas catalanes, con mensajes confusos sobre la organización territorial del Estado, y pese al cambio de actitud del PSC, rechazando la demanda de un referéndum secesionista, más en sintonía con las preferencias de sus votantes tradicionales. En este sentido, el barómetro del CIS demuestra la desconexión de los dirigentes del PSOE con el sentir de la mayoría de los ciudadanos cuando se les plantea la hipótesis de una reforma de la estructura territorial de España. Sólo un 13,5% estaría a favor de dotar de más competencias a las comunidades autónomas –en una estructura de corte federal–, mientras que la mayoría de los consultados, el 35,7%, se muestra partidario de no hacer cambios en el modelo autonómico actual; un 22,1% preferiría un Estado unitario y un 10,7% cree preferible recortar competencias. Se equivoca, pues, el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando contemporiza con los separatistas con su oferta de «modelos territoriales». Y el error se refleja en la inacabable deserción de sus votantes, así como en el progresivo deterioro de su liderazgo.
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