Barcelona

Puigdemont rompe la unidad

La Razón
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Barcelona y Cambrils fueron víctimas de un cruel atentado yihadista, dejando 15 vidas truncadas, entre ellas las de varios niños, y centenares de heridos de 34 nacionalidades. Entrar en los motivos que pudo llevar a un grupo de jóvenes fanatizados por un imán nos puede llevar a las zonas muy oscuras del mal, pero lo importante es no perderse en esa vorágine y diagnosticar con la máxima claridad los hechos. En los atentados del pasado día 17 no existía más motivo que atacar a una sociedad libre y democrática. La gran lección que podemos extraer de esta barbarie es que sólo desde la unidad es posible hacer frente a este desafío. Unidad en la lucha antiterrorista y unidad política. Por encima de todas las discrepancias, es el momento de defender lo fundamental, lo que define a las democracias parlamentarias, las que aseguran los derechos civiles y la defensa de los valores de igualdad y justicia. El presidente del Gobierno hizo ayer un llamamiento a la unidad por encima de las discrepancias, que no son pocas ni menores con la Generalitat. «La unidad de los demócratas provoca la desesperanza de los criminales», dijo Rajoy. Sin embargo, Carles Puigdemont respondió en una entrevista en el «Financial Times» acusando al Gobierno de estar haciendo «un uso político de la seguridad». Por lo que se ve, de nada ha servido el esfuerzo de coordinación entre las diferentes fuerzas de seguridad –Mossos d’Esquadra, Guardia Civil, Policía Nacional y CNI– y la exigencia de la ciudadanía de aparcar las diferencias: todo indica que el independentismo está dispuesto a saltarse de nuevo algunas lealtades infranqueables. ¿Buscan acaso convertir una manifestación contra el yihadismo en una protesta más, otra, contra el Gobierno? Esperemos que esta nueva provocación del presidente de la Generalitat no ensombrezca la manifestación de hoy. Puigdemont no está a la altura de los acontecimientos y evidencia su incomodidad con una crisis terrorista que está alterando los planes secesionistas. El Gobierno de la nación estuvo, como no puede ser de otra manera, en el dispositivo de seguridad desplegado tras los atentados, como ayer recordó Mariano Rajoy, y es su obligación la de preservar la unidad, así le pese a Puigdemont y sus esfuerzos por dinamitarla. «La unidad debe dar frutos en forma de reformas y de mejoras para luchar contra este lacra», dijo. Desgraciadamente, es fácil augurar que el final de la unidad está cerca.

Esta tarde se celebra en Barcelona la manifestación de repulsa contra los atentados del día 17, una demostración de que Barcelona, Cambrils y el conjunto de la sociedad española no van a ceder ante el terrorismo. El lema de la marcha, «No tenim por» («No tenemos miedo»), es una afirmación de que no se puede ceder ante los golpes del yihadismo y una declaración a favor de la libertad. Los crueles ataques sufridos, la revelación de sus posteriores objetivos –bombas en monumentos, en la Sagrada Familia, acuchillamientos, atropellos masivos– y los vídeos durante los preparativos de las acciones dejan claro que el mundo que proponen estos fanáticos es un desprecio a la vida y a la propia dignidad humana. De ahí que en ningún momento se puede ceder, ni siquiera en la comprensión sobre los motivos que les ha llevado a cometer tan aberrantes actos. El yihadismo es una degradación del más elemental sentido de convivencia y sólo puede ser vencido desde el convencimiento de que nosotros representamos la libertad. El combate será largo y global, de ahí de la necesidad de la unidad de las sociedades democráticas.

El Rey estará presente en la manifestación al lado de los que han sufrido el ataque, junto a los barceloneses y al pueblo de Cambrils y del conjunto de la sociedad española. Su presencia el día siguiente de los atentados acompañando a los familiares de las víctimas, apoyando a las fuerzas de seguridad y servicios de asistencia por su gran labor y mostrando su solidaridad sincera a todos los catalanes fue un gesto a la altura de las obligaciones del Jefe de Estado. Pese a que algunos independentistas intolerantes propusieron que Don Felipe no participase en la marcha, su presencia es necesaria porque como primera institución del Estado tiene el deber de estar en una ciudad que ha sufrido un duro ataque y demostrar ante el mundo que toda España está con Barcelona.