Elecciones generales
Rajoy, un candidato fiable
El fracasado proceso de investidura debería servir de antídoto para no volver a caer en el mismo error: formar un gobierno –uno creíble, estable y que resuelva los problemas de la sociedad española– no es sumar partidos con el objetivo de impedir a toda costa que la formación más votada alcance el Ejecutivo. Sin embargo, la situación abierta después de las elecciones del pasado 20 de diciembre nos ha dado una fotografía de la actitud de los líderes, su capacidad e inconsistencia, algo que tendrá un papel determinante en la campaña electoral de los comicios del próximo 26 de junio. Lo que ha quedado claro es que un proyecto político no se puede improvisar de manera oportunista intentando pactar con grupos con los que ni siquiera se comparte la defensa de la Constitución y la integridad territorial. Repetir las elecciones ha sido una decepción, pero también es cierto que no se puede formar gobierno a cualquier precio, sobre todo cuando «hubiera sido muy lesivo para los intereses de los españoles». Así lo expresa Mariano Rajoy en una entrevista que publicamos hoy, en la cual no duda, además, en considerar que el pacto que el PSOE ensayó con Podemos y con el apoyo de otras fuerzas radicales, además de con los independentistas, nos hubiera llevado a una situación muy comprometida para la recuperación económica. Si algo ha definido la estrategia seguida por Pedro Sánchez para alcanzar La Moncloa ha sido su voluntad de mantener aislados a los populares, a sabiendas de que esto no serviría para nada porque, sin la participación del PP, era imposible llevar a cabo cualquier política de reforma seria, incluida la constitucional. En este contexto, el PP ha sabido defender su condición de vencedor de las elecciones, por respeto, en primer lugar, a sus electores; en segundo lugar, porque sacar 1.700.000 votos más que los socialistas es una diferencia lo suficientemente amplia como para hacer valer su importancia en el mapa electoral, y, lo que es más importante, como fuerza necesaria en un momento en el que se tiende a la radicalización política y a la disgregación territorial. De esta manera, Rajoy ha defendido con solidez los principios de igualdad, soberanía nacional y recuperación económica. Frente a un marasmo de propuestas tacticistas redactadas al gusto de los partidos del pacto «por el cambio», el PP se ha mantenido firme en una política económica que ha dado buenos resultados; mejorables, por supuesto, pero aplicables. Rajoy ha sabido mantener a su partido como una referencia. Si alguien ha tenido una actitud comprometida con los intereses de Estado, sin duda ha sido Rajoy. En la entrevista que el presidente del Gobierno ha dado a LA RAZÓN, reflexiona sobre un hecho que no ha sido anecdótico: la aprobación de los Presupuestos la pasada legislatura, decisión que fue muy criticada y que ha impedido que la inestabilidad política afecte al funcionamiento del país en el día a día. No es poco. La fórmula de Gobierno propuesta por los populares sigue vigente: una gran coalición formada por PP, PSOE y Ciudadanos. Los objetivos son claros, asegurar la recuperación y poner en marcha un plan de reformas consensuado. Como experiencia, supondría una fórmula renovadora que ensancharía el terreno de juego político en nuestro país y que, a la vez, sería nada aventurista y estaría ensayada en países con democracias fuertes de nuestro entorno. Para llevarse a cabo es necesario que Sánchez renueve su discurso de mantener aislados a los populares, algo en lo que Rajoy confía después del 26 de junio, si es que al PSOE le queda sentido de Estado.
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