Barcelona
Responsabilidad sindical
La cumbre sindical celebrada en Madrid con motivo del 40 aniversario de la Confederación Europea de los Sindicatos fue la ocasión para poner el foco sobre la responsabilidad de los representantes de los trabajadores en las críticas cifras de paro. El balance del papel de Comisiones Obreras y UGT ha sido muy negativo en los años de la crisis. No sólo por su complicidad en políticas que agudizaron las fragilidades de nuestra economía y que provocaron la destrucción de 3,5 millones de empleos con los gobiernos socialistas, sino también por una estrategia de bloqueo y enfrentamiento con el Ejecutivo actual que condujo, por ejemplo, a la convocatoria de dos huelgas generales en menos de un año. Ambas organizaciones han sido adalides de un sistema nocivo para los trabajadores y profundamente antisocial en la medida que multiplicó la eliminación de puestos de trabajo. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, defendió ayer en Madrid el papel «crucial» de las centrales en la salida de la crisis. Dijo además que es preciso proseguir con las reformas en el mercado laboral para acabar con los obstáculos a la contratación. Su diagnóstico, con el que coincidimos, supone ahondar en la flexibilidad del sistema y eliminar las rigideces que lo han lastrado en los últimos años. En ese dilema UGT y CCOO han apostado siempre por el inmovilismo y han pecado de falta de la audacia, la grandeza y la humildad precisas para asumir errores y entender lo que el país y los trabajadores necesitaban: reglas que facilitaran la contratación y la conservación del empleo y no un modelo encorsetado y asfixiante que amparaba sus privilegios. Los sindicatos deben decidir de qué lado están y trasladar a la opinión pública la imagen de seriedad que cabría esperar. No pueden clamar contra la reforma laboral como la madre de todos los enemigos de los derechos sociales y luego aplicarla con todo rigor y sin ningún rubor contra decenas de sus trabajadores en Andalucía, lo que ayer provocó una demanda de conflicto colectivo en el Tribunal Superior de Justicia andaluz. Como dijo Rehn, los sindicatos pueden colaborar en la recuperación. En los últimos meses se han dado ejemplos de que su contribución es decisiva para lo bueno y para lo malo. En el sector de la automoción han favorecido una mejora extraordinaria de la competitividad hasta conseguir que Renault o Ford apostaran por las plantas españolas en sus planes industriales. Pero también su intransigencia ha ocasionado que Nissan renunciara a la fabricación de un nuevo turismo en Barcelona. Harían bien los sindicatos en recoger el guante y entender que es la hora de arrimar el hombro. Los españoles no comprenderán ni perdonarán que las estrategias obstruccionistas se perpetúen.
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