Bruselas

Respuesta global al terror

La realidad del terrorismo islamista en Europa exige una respuesta global y coordinada, a la altura de una amenaza también global y coordinada, pese a su aparente desorganización. Esa respuesta no puede reducirse al ámbito continental –al blindaje de fronteras y al control de los centros de reclutamiento interno–, puesto que los núcleos dirigentes del yihadismo se hallan fuera de nuestras fronteras y su red de apoyos tiene tentáculos infiltrados en amplios sectores del mundo islámico. De hecho, los países árabes y del norte de África son los que sufren de manera más directa y sangrienta los embates del integrismo musulmán. De ahí que debamos alabar los esfuerzos que ha llevado a cabo España para intensificar la colaboración policial con Marruecos –uno de los principales actores geoestratégicos del conflicto por su condición de país islámico en un avanzado proceso democratizador y referente en la lucha contra los extremismos religiosos– , que ha dado apreciables frutos. En este sentido, que cuestiones de índole política meramente nacionalista hayan enajenado las relaciones francomarroquíes en materia de seguridad, hasta el punto de cortar los canales de información policial sensible, debe convecer a todos los gobiernos, por sus desgraciadas consecuencias, de la imperiosa necesidad de abordar un acuerdo general que supere diferencias menores. No parece, por ejemplo, muy juiciosa la actitud vacilante de Bruselas, partida por intereses particulares, frente al afianzamiento en Libia de grupos integristas ligados por estrategia y objetivos a los mismos terroristas que han dado orden de intensificar los ataques en el corazón de Europa. Aunque se están dando pasos para una mayor coordinación europea, como el intercambio de información en tiempo real de los viajeros con destino a cualquier país de la UE, medida reiteradamente reclamada por el Ministerio del Interior español, no será mediante medidas parciales como se avanzará en la seguridad, cuya primera línea de defensa se encuentra, como hemos dicho, mucho más allá de nuestras fronteras. Porque la entidad de la amenaza cada día es más importante, como demuestran los datos facilitados por la Fiscalía de la Audiencia Nacional: el 15 por ciento de las investigaciones abiertas por sus juzgados se refieren a la actividad del terrorismo islamista. En 2014 se han producido más de un centenar de detenciones de miembros de estos grupos yihadistas, así como de las redes que captan voluntarios para unirse a las guerras de Irak y Siria. Al menos 36 musulmanes de pasaporte español combaten junto al Estado Islámico, 17 han muerto en el campo de batalla y de los 8 que han retornado a España, siete se encuentran en prisión preventiva. Datos que hablan de eficacia y conocimiento del enemigo, pero que nos recuerdan que no hay que bajar la guardia.