Cataluña

Rubalcaba deja al PSOE hundido

La espectacular caída del PSOE en las elecciones europeas del pasado domingo se ha cobrado su primera víctima política de peso. Alfredo Pérez Rubalcaba, frágil líder del partido aunque con altas responsabilidades en sus gobiernos, que llegó a la secretaría general después de ganarle el puesto a Carme Chacón por 22 votos y que tuvo la nada fácil tarea de sustituir a Rodríguez Zapatero, anunció ayer la convocatoria de un congreso extraordinario, que se celebrará el 19 y el 20 de julio, y adelantó que no aspirará de nuevo al cargo. Lo deja. Tira la toalla. No ha podido mejorar los que hasta el 20 de noviembre de 2011, cuando compitió con Mariano Rajoy por la presidencia del Gobierno, eran los peores resultados cosechados por el socialismo español. Y algo incluso más importante y que se deriva de estos datos: va camino de perder la centralidad en la vida política española. El domingo se agudizó el hundimiento del PSOE hasta llegar al 23 por ciento de votos, 15,4 puntos menos respecto a las europeas de 2009. Un dato preocupante porque, si por algún lado peligra la estabilidad del bipartidismo en España, es precisamente por la izquierda, con una vía de agua abierta que ha favorecido el fraccionamiento del voto hacia posiciones radicales o fórmulas de populismo antisistema. A lo largo de estos años, en los que España ha vivido momentos dramáticos por su situación económica y las muchas incógnitas que se cernían sobre su futuro, se ha echado de menos una posición más moderada en el PSOE, que, sin esconderse, ha animado la calle como espacio de confrontación política pensando que esa era la única vía para erosionar al Gobierno del PP, cuando Rubalcaba sabía que las reformas de Rajoy debían ponerse en marcha si se quería recuperar la confianza de los mercados, paso previo al crecimiento económico y la creación de empleo. La derrota de su estrategia de oposición, pero sobre todo la victoria del PP –que también ha sufrido el castigo de sus votantes–, lo cual supone un aprobado de su política, han pesado en su decisión. Ayer, al anunciar su marcha, Rubalcaba admitió por primera vez que muchos de sus electores han retirado la confianza al PSOE porque había muchos de ellos que ya sufrían los efectos de la crisis que tan empecinadamente negaron bajo sus propios gobiernos. Ése puede ser el principio de la renovación. Rubalcaba no estará al frente de ella, posponiendo para después del congreso extraordinario las elecciones primarias abiertas que deberán elegir su nuevo candidato a La Moncloa . Sin duda, este relevo tiene lugar en un momento crucial, porque los temas que hay encima de la mesa son de gran importancia: la salida de la crisis y el reto soberanista abierto en Cataluña. España necesita un líder del PSOE centrado y con una visión de Estado sobre los grandes asuntos nacionales. Optar por el radicalismo para recuperar a sus votantes desencantados sería un error histórico.