Museo Thyssen
Un grave error de Méndez de Vigo
La colección de arte del barón Thyssen-Bornenisza, adquirida por el Estado en 1993, forma parte de nuestro patrimonio artístico y está plenamente integrada en una de las rutas culturales internacionales más importantes, con el Museo del Prado a la cabeza. En 2002, Carmen Thyssen cedió gratuitamente 655 obras de su colección particular, uniéndose de esta manera a los fondos generales de la pinacoteca. Para la ampliación del museo, el Ministerio de Cultura invirtió 15 millones de euros. Es decir, se trataba de una apuesta sin fecha de caducidad. Aquel acuerdo tenía una duración de 11 años, tiempo ya vencido. Hasta ahora, se ha ido prorrogando la cesión, pero sin revisar el acuerdo, lo que ha dejado algunas lagunas legales. La coleccionista ha reiterado que no quiere vender las obras de arte, ni alquilarlas, sino que se revise el acuerdo de préstamo y, ante todo, que continúe en España. De ahí que no entendamos que el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, dijese que Carmen Thyssen puede hacer «lo que considere» con su colección. Claro que puede, pero ni quiere –como tantas veces ha dicho–, ni debe, por lo que es obligación del Estado –con el ministro a la cabeza– velar por un patrimonio que sólo nos ha reportado riqueza, en su amplio sentido de la expresión. Es incomprensible que en vez de haber cerrado ya una negociación, distraiga su responsabilidad en declaraciones que sólo ayudan a la confusión.
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