Refugiados
Un problema de seguridad con los refugiados
Alemania sufrió ayer un nuevo episodio violento que alteró la calma de un país que guarda luto tras tanta sangre derramada. Un refugiado sirio mató a una mujer con un machete e hirió a otras dos personas antes de ser arrestado en Reutlingen, en el sur del país. Al parecer, actuó solo y había estado involucrado en incidentes anteriores que provocaron lesiones a otras personas. El ataque se produce días después de que en Múnich un joven alemán de 18 años de origen iraní matara a nueve personas y luego se suicidara y de que otro refugiado, en este caso un afgano de 17 años, hiriera a varias personas en un tren de Wurzburgo tras haber jurado lealtad al Estado Islámico. La secuencia de sucesos más o menos violentos protagonizados o relacionados con los refugiados llegados a Europa demuestra que, se quiera reconocer o no, hay un problema de seguridad complicado de contener. Ya se advirtió en su momento –el ministro Fernández Díaz fue uno de los primeros que alertaron de ello– de que yihadistas y otras amenazas habían aprovechado el éxodo de gentes que escapaban de los horrores de la guerra de Siria e Irak para alcanzar Europa. Se ha demostrado que el peligro es real, y que con reconocerlo no se señala ni se acusa a la inmensa mayoría de inocentes que sólo buscan una vida mejor. No cabe la demagogia cuando hay vidas en juego. El deber de las autoridades es poner los medios para salvaguardar la seguridad de todos y que no paguen justos por pecadores.
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