Podemos

Una pelea por el poder sin buenos ni malos

La Razón
La RazónLa Razón

No conviene dejarse deslumbrar por los fuegos de artificio a los que tan aficionados son los dirigientes de Podemos. Lo que ocurre en la coalición morada, como se demostró ayer con la destitución del portavoz «errejonista» en la Asamblea de Madrid, José Manuel López, es una lucha por el poder entre dos dirigentes, detrás de los cuales se agrupan unos seguidores a los que, en definitiva, sólo unen las afinidades personales con los protagonistas de la pelea. Aunque en Podemos pueden existir diferencias sobre la manera de encarar sus relaciones con el PSOE, éstas son sólo tácticas, ya que la estrategia final es la de llevar a los socialistas hasta sus contradicciones para, ahondando en sus divisiones internas, poder derrotarlos electoralmente y convertir a Podemos en el partido de referencia de la izquierda española. Por ello, en esta pugna de personalismos no hay que buscar buenos y malos. Ni Íñigo Errejón es una víctima de las intrigas y juegos sucios de sus adversarios ni Pablo Iglesias es el taimado bruñidor de estrategias maquiavélicas. Ambos dirigentes están utilizando todos los medios a su alcance para imponerse, pero tratando de que los daños colaterales no acaben con las propias posibilidades de la formación morada. Hay espectáculo –vía Twitter o no– para rato.