Economía

El absurdo de una recesión económica autoinfligida

La Razón
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El anuncio de que Estados Unidos y China han llegado a un principio de acuerdo para poner fin a la guerra comercial es una noticia excelente que, sin embargo, no será completa hasta que el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, acepte que el libre comercio entre las naciones es la mejor garantía para el progreso mundial y que los desequilibrios de su balanza comercial responden a factores internos que no pueden corregirse por la simple vía de la imposición arancelaria. El hecho de que el déficit exportador estadounidense haya seguido incrementándose pese a las tarifas aduaneras y a las restricciones de los nuevos tratados con México y Canadá, sería prueba bastante de lo que decimos y debería hace reflexionar a muchos mandatarios, instalados en el populismo, sobre el absurdo que supone en un mundo que avanza inexorablemente hacia la globalización autoinfligirse heridas que pueden provocar una nueva recesión mundial. Las decisiones políticas nunca son inocuas, como, desafortunadamente, podremos confirmar cuando se consuma el Brexit, por más que sean sancionadas por una opinión pública demasiado inclinada a creer en soluciones mágicas.