Se decía ayer tras la victoria de Rafael Nadal en su undécimo Roland Garros que lo del español no tenía definición posible pese a la riqueza de nuestra lengua. Y hay mucha razón en ello. A su inigualable gesta deportiva después de su triunfo en París, decimoséptimo título de Grand Slam, debemos sumar su ejemplaridad dentro y fuera de las pistas y el encomiable sentido común con el que aborda cualquier asunto. Para muchos, el mejor deportista español de la historia. Estamos de acuerdo.
El mejor deportista español de la historia
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