Día Internacional de la Mujer

Lo que ensombrece el 8 de marzo

Si esa causa justa que es la lucha por los derechos de la mujer, la igualdad, la denuncia de la discriminación y el agravio, dependiera de ciertas actitudes que acompañaron ayer a la jornada reivindicativa, estaríamos ante un discurso inasumible por dogmático y liberticida. Generalizar siempre conlleva injusticia, pero es una realidad que a partir del manifiesto intolerable que alentó ayer la movilización, y que marginaba y purgaba a una mayoría del colectivo femenino que necesariamente no comulga con un pronunciamiento rancio y totalitario, era lógico pensar que algunas emborronarían el día. Los escraches y coacciones a dirigentes y sedes del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, los ataques a parroquias en distintos puntos del territorio nacional y las agresiones a jóvenes que no secundaron algaradas fanáticas debieran ser la cruz excepcional de una movilización que pretende ser ejemplar porque pugna por corregir desequilibrios en el desarrollo de una sociedad que aspira a ser equitativa y justa. Si eso es así, cabe pensar que los partidos de izquierda, con el Gobierno a la cabeza, y las asociaciones feministas habrán condenado los actos de intimidación y violencia contra quienes disienten del dogma ultrafeminista. Pero parece haber silencio, uno cómplice.