Apuntes
Esos cerdos capitalistas... ¡chinos!
Los europeos nos cargamos el sector del automóvil y se lo dejamos en bandeja a los chinos
Los suecos les vendieron la Volvo a los chinos de la Geely que, por lo que leo en internet, también se ha convertido en el mayor accionista de Mercedes y ha comprado la Lotus, por citar algunas de las marcas europeas que fueron más emblemáticas. El caso es que, en 2024, con los vehículos suecos la empresa de Hangzhou obtuvo unos beneficios netos de 1.400 millones de euros, un 13 por ciento más que el año anterior, y vendió 763.000 coches, un 8 por ciento más que el año anterior. De estos últimos, el 23 por ciento fueron eléctricos que es una cifra muy respetable. Cualquiera se daría con un canto en los dientes, más en una empresa china donde los dividendos, al final, acaban en manos de los chicos del Partido Comunista, pero en la Geely no están contentos, hablan de optimización y monsergas del estilo, y han planteado deshacerse del 15 por ciento de la plantilla, unos 3.000 trabajadores, con los que aligerar unas nóminas a la europea, de esas con impuestos, seguros sociales y 28 días de vacaciones pagadas. Por supuesto, pagarán las indemnizaciones que tengan que pagar, pero no les quepa duda que el mayor gasto correrá a cargo del estado de bienestar sueco, que tendrá que hacerse cargo del paro y, a la postre, de las ayudas y prejubilaciones de unos obreros que no van a tener fácil volver a trabajar en lo suyo. Si con beneficios mil millonarios se despide a la gente, qué no harán cuando los consumidores europeos interioricen que decir Volvo ya no es decir Suecia –país de gentes simpáticas y concienzudas en su labor, que para eso son luteranos y hace frío– y caigan las ventas. Nos hicieron creer que los «cerdos capitalistas» tenían su hábitat en Occidente, pero el modelo chino de capitalismo de Estado no le va a la zaga. Y que nadie piense que está libre de que los del Celeste Imperio se dejen caer por su barrio. Cuando los de Costa Rica vendieron su primogenitura por un plato de lentejas a Pekín, es decir, rompieron relaciones diplomáticas con Taiwan a cambio de que los comunistas les construyeran el Gran Estadio Nacional, descubrieron que prácticamente toda la mano de obra, los materiales y la maquinaria vino de la propia China, dejando a los locales los puestos de trabajo de poco lucimiento. Se me vino a la cabeza esta historieta tica al leer que los chinos, aliados con Stellantis –los de la Citröen, la Opel y la Peugot, para entendernos–, van a montar una gran fábrica de baterías eléctricas en Figueruelas (Zaragoza), pero que se traerán más de 1.800 trabajadores desde China para levantar la gigafactoría, mucho es de temer que bajo las condiciones laborales del país de origen, porque ante el subidón de alegría que le ha dado a nuestras autoridades, empeñadas en electrificarnos a todos, no creo que se vayan a poner muy tiquismiquis con las leyes de Trabajo ni con el impuesto de sociedades y otras tasas, que para eso están las empresas españolas a las que sí se puede exprimir hasta que no quede ni una gota de jugo fiscal. Es de traca, queridos niños. Los europeos nos metemos de hoz y coz en la descarbonización, a lo bestia y caiga quien caiga, da igual que sea el sector del automóvil que la industria electro intensiva o la explotación agropecuaria, y los chinos se convierten en los principales fabricantes de vehículos eléctricos y de las puñeteras baterías de litio/ferrofosfato, que veremos la gracia que nos hace cuando tengamos que reciclar tanta basura verde. Gracias, señora Ribera.