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La situación

El miedo de García-Page

«Se erigió en portavoz no autorizado de todos aquellos cargos públicos territoriales que temen perder su empleo»

Cuando el equipo de fontaneros del PSOE protagonizó la semana pasada el sainete burlesco en un hotel de Madrid, con empujones incluidos, Emiliano García-Page pasó del pánico al terror. No fue el único socialista al que le ocurrió lo mismo, pero sí fue él quien puso letra a la música que se tararea cada vez más entre aquellos militantes del partido que aún no han caído rendidos al sanchismo dominante. Al presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha solo le faltó ponerse de rodillas para implorar a Pedro Sánchez que convoque las elecciones generales antes de las municipales y autonómicas, que se celebrarán en mayo de 2027.

García-Page se erigió en portavoz no autorizado de todos aquellos cargos públicos territoriales que temen perder su empleo, de la misma manera que otros se quedaron sin trabajo en las elecciones de 2023, cuando muchos españoles descargaron su discrepancia política contra Pedro Sánchez en los glúteos de presidentes autonómicos y alcaldes socialistas que, quizá, hubieran podido mantener su posición si las elecciones generales se hubieran celebrado antes, y Sánchez se hubiera expuesto sin parapetos ante los votantes.

Dada la situación precaria en la que el sanchismo se sostiene en el poder, García-Page ya avizora otro ejercicio de birlibirloque de Moncloa, para atrincherarse detrás de unas elecciones territoriales previas a las generales, que preserven, de nuevo, el poder para el jefe y la derrota para sus barones autonómicos y alcaldes, como ocurrió en 2023. Y el caso de Castilla-La Mancha es emblemático: García-Page está de pie sobre un alambre, porque es presidente por un solo escaño de diferencia, y con menos votos (490.288) que la suma de PP y Vox (505.919), lo que, por cierto, es un ejemplo más de que Vox es el mejor aliado del PSOE, al dividir el voto del centro derecha.

Cuando el PSOE perdió buena parte de su gran poder territorial en 2023, Sánchez tardó apenas 12 horas en convocar las generales, para no dar tiempo a que se multiplicaran las voces críticas en el partido. Y lo consiguió. La duda es si el partido se lo consentirá otra vez.