El trípode
Francia confirma el giro a la derecha
Las izquierdas convencidas de que la unión «hace la fuerza» y conscientes de que la división entre comunistas, socialistas, verdes e insumisos les condenaba a una segura derrota, han formado el NFP, el «Nuevo Frente Popular»
Las encuestas han acertado en Francia en la primera vuelta de las elecciones legislativas con una clara victoria del RN de Marine Le Pen y con el insólitamente joven Jordan Ballard (28 años), de candidato a Primer Ministro. Eso siempre que en la segunda vuelta obtenga la mayoría absoluta de 289 diputados en la Asamblea Nacional, que es la mayoría que ha exigido para formar gobierno y así no solo cohabitar en el Palais Matignon, - «la Moncloa francesa»- con el inquilino del Eliseo, sino ante todo gobernar. Tras el desplome del pasado 9 J de los de Macron, el presidente de la República hizo una pirueta arriesgada convocando elecciones legislativas anticipadas y está por ver si sus deseos de cerrar el paso a la derecha de Le Pen se han conseguido, o por el contrario ha anticipado su propia salida, con una segunda mitad de su mandato en una muy difícil cohabitación con la RN hasta el final de su quinquenio.
Las izquierdas convencidas de que la unión «hace la fuerza» y conscientes de que la división entre comunistas, socialistas, verdes e insumisos les condenaba a una segura derrota, han formado el NFP, el «Nuevo Frente Popular» ya conocido desde 1935 en Francia y España. Su candidato a PM, el comunista Mélenchon, segundo ayer, ante la posible victoria de la RN en la segunda vuelta del domingo próximo, ya ha anunciado que en las circunscripciones donde sean terceros no se presentarán para concentrar el voto contra ellos. Ante el resultado de la primera vuelta y el muro levantado por Macron con el NFP para frenar a la derecha de Le Pen, todas las posibilidades están teóricamente abiertas pero la alternativa a un gobierno de Ballard es una Francia bloqueada durante un año, plazo que debe transcurrir como mínimo para poder convocar Macron nuevamente a las urnas. En todo caso, el resultado de ayer y el del reciente 9J pone de manifiesto que los franceses quieren un drástico cambio y que básicamente se concentra en políticas de inmigración y de seguridad. La cohabitación tiene precedentes en la V República con un tácito acuerdo de reserva de la política Internacional y de Defensa para la presidencia de la República, pero se trata de un acuerdo no siendo una exigencia constitucional. La postura respecto a la guerra en Ucrania de Macron y Le Pen no son precisamente convergentes lo que es un ejemplo de una muy difícil cohabitación para Macron. Con Trump más cerca de la Casa Blanca y Meloni en Italia, si en Francia gobierna el candidato de Le Pen, el mundo occidental parece girar claramente a la derecha.
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