El ambigú

Identidad española

No es algo estático, sino que se construye a través del diálogo y el consenso entre sus ciudadanos

En las facultades de derecho se les explica a los alumnos la irrelevancia del nomen iuris en el ámbito contractual que normalmente se resume con la expresión "las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son", y existe otro principio importante en derecho, y es que sobre lo indisponible no se puede pactar, pero es cierto que para ello hay que determinar qué es indisponible y cuál es lo irresistible frente a las pulsiones de los que se oponen a una situación establecida; de esto es de lo que hoy se habla y mucho en España. En este contexto la afirmación "Lo que es España lo decidimos los españoles" refleja un debate constante sobre la diversidad cultural y política que existe en el país. A lo largo de su historia, España ha sido un crisol de culturas y regiones, y la pregunta sobre qué significa ser español ha sido objeto de discusión durante generaciones. En mi opinión la noción de identidad española está clara y arraigada, siendo fruto de un constructo dinámico que se ha forjado a través del diálogo y el consenso entre sus ciudadanos; este consenso se alcanzó en la Constitución de 1978 y con esto no se debe jugar. Hay una minoría de fuerzas políticas que también representan a una minoría de ciudadanos que están cuestionando el pacto constitucional y su obra, intentando abrir el debate para buscar la legitimidad de nuestro sistema de convivencia en la Segunda República, y nada más lejos de la realidad, ni podemos encontrar esa legitimidad en aquel periodo histórico, ni se puede despreciar y menos cuestionar el proceso político de nuestra transición. Hablar sobre esto trascurridos más de cuarenta años debería causar rubor, pero no cabe duda de que es más imperioso que nunca reivindicar este periodo reciente; algunos reivindicando la memoria histórica, mal denominada democrática, desprecian la inmediata. Precisamente la diversidad es el pilar de la Identidad Española con mayúsculas, y al igual que la diversidad de nuestras cocinas regionales convierte a la cocina española en la mejor del mundo, es esa diversidad geográfica, cultural y lingüística la que se convierte en un componente esencial de la identidad española, y precisamente esa riqueza cultural que aporta cada región es lo que hace que España sea un país único y vibrante. La Constitución Española de 1978 reconoce y respeta esta diversidad, estableciendo un marco legal que otorga autonomía a las Comunidades Autónomas. Esto permite que las nacionalidades y regiones tengan un alto grado significativo de autogobierno y puedan tomar decisiones en asuntos como la educación, la sanidad y la cultura, que son de los que más importan a la ciudadanía. Por ello, la expresión "Lo que es España lo decidimos los españoles" está anudada a la idea de que la identidad nacional no es algo estático, sino que se construye a través del diálogo y el consenso entre sus ciudadanos. España ha experimentado tensiones y conflictos en su historia debido a las diferencias regionales y culturales, pero la democracia y el respeto por la diversidad deben ser abordados respetando las reglas democráticas. No cabe duda de que el diálogo y el consenso son esenciales para la construcción de una identidad nacional sólida y unificadora, ahora bien, este diálogo y consenso deben alcanzarse respetando la legalidad, incluso aunque el objetivo fuera un cambio de ese marco legal. No se puede dialogar bajo la amenaza de la ruptura y de la rebeldía, y no se debe dialogar con quienes se muestran orgullosos de esa rebeldía llevada a su máxima expresión, el delito. Ni España ni los españoles se merecen que su futuro se negocie como si fuera una mercadería.