La situación

La palabra dada

«Al votante le cuesta encontrar una opción política que no haya quebrantado su palabra repetidas veces a lo largo de la historia»

No conviene llevarse a engaño: la palabra dada ha perdido valor. Cumplir las promesas ha dejado de ser algo exigible en política. Y hay buenos (y desgraciados) motivos para que eso sea así, porque al votante le cuesta encontrar una opción política que no haya quebrantado su palabra repetidas veces a lo largo de la historia. O, aún peor: cuanto más extremista es un partido, menos veces incumple su palabra. Un extremista no tiene tantos problemas para evitar elasticidades ideológicas, porque sus votantes no los miden por la gestión, sino por su griterío. Gritar es gratis. Gestionar no lo es.

En estos días, a menos de tres semanas para las elecciones del 23 de julio, los sondeos han detectado un recorte de las expectativas del Partido Popular y un repunte de las posibilidades del PSOE. La lectura de muchos analistas es que se trata del efecto que ha tenido el vodevilesco episodio de Extremadura, donde la candidata del PP no gobernaría con Vox, pero terminará haciéndolo porque «mi palabra no es tan importante como los extremeños». Resultó chocante que, a la misma hora en la que Guardiola establecía este nuevo criterio, Feijóo dijera que «sin palabra no hay política».

Y tan campanuda fue la corrección de la líder popular de Extremadura que opacó el mal trago sufrido por Pedro Sánchez desde que Carlos Alsina le preguntó «por qué nos ha mentido tanto». Aquella pregunta permitió al presidente convertirse en el creador de una nueva doctrina. Después del «no es no», ahora llega «no hay mentiras, sino rectificaciones».

La verdad, el compromiso, la palabra dada han pasado a ser conceptos gaseosos. Los votantes pueden enfadarse cuando alguno de los partidos hace un uso irresponsable de ellos. Pero pronto se darán cuenta de que la alternativa no tiene mejor trato con la sinceridad, porque el incumplimiento es bastante generalizado. De hecho, es razonable dudar de si el recorte que el PP ha sufrido en los sondeos de estos días se debe a que María Guardiola rompió su promesa o a la torpe gestión que el PP ha hecho de sus negociaciones y pactos con Vox.