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La «pax» sancho-yolandista, el empleo y el estancamiento

Las medidas, cada vez más intervencionistas y de subida de costes laborales –la reducción de jornada que ahora se negocia también es un aumento de costes–, que impulsa Yolanda Díaz pueden lastrar el empleo

John Maynard Keynes (1883-1946), el economista mas influyente del siglo XX, siempre en boca de cierta izquierda, decía aquello tan celebrado y citado de que «a largo plazo todos estaremos muertos». Los que de verdad lo han leído –una minoría ínfima entre los que hablan de él– saben que la cita completa tiene una primera parte que se obvia: «los periodos largos son una guía engañosa para los temas de actualidad». Pedro Sánchez sí ha leído, con más o menos aplicación –ese es otro asunto–, al británico, algo que parece menos claro en el caso de Yolanda Díaz. Los dos, presidente y «vice» segunda, viven el momento y no parece preocuparles el futuro de sus políticas. Peter F. Drucker (1909-2005), el inventor del «managment», ya advertía de que «la planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes». Ayer, Sánchez y Díaz celebraron el «momento» de los datos de empleo y paro de 2023, que son positivos, como admite incluso la CEOE, pero que también confirman la desaceleración económica, aunque sobre eso pasen de puntillas el inquilino de la Moncloa y su «vice».

El mercado laboral , con 21,2 millones de activos y 2,8 millones de parados –una tasa del 11,7%, el doble de la media europea–, ha evolucionado de forma positiva en 2023. Al César lo que es del César. Eso sí, ha ido de más a menos a lo largo del año y hay nubarrones en el horizonte, internos y externos. Las medidas, cada vez más intervencionistas y de subida de costes laborales –la reducción de jornada que ahora se negocia también es un aumento de costes–, que impulsa Yolanda Díaz pueden lastrar el empleo. En el exterior, los problemas de la locomotora económica alemana lo complican todo. España, no obstante, disfruta de la «pax» laboral sancho-yolandista, que facilita la actividad, y que no existiría con un Gobierno de otro signo como ya advirtió la Evita gallega, cuando en el Congreso de los Diputados anunció huelgas y movilizaciones sin fin si gobernaba el PP. Sánchez, de lío en lío «indepe» y tiro porque me toca, confía en su «pax» y en que la economía vaya al «tran tran», y eso es posible. El economista liberal José Luis Feito, por ejemplo, descarta un descalabro económico en esta legislatura, aunque describe la situación actual como de un estancamiento que derivará en un deterioro progresivo, consecuencia de las políticas del Gobierno, concentrado en su propia supervivencia política. Quizá por eso, Sánchez y Díaz celebraron ayer los datos de empleo, mientras olvidan el futuro porque lo suyo son «los temas de actualidad», como decía Keynes.