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Queridas
Si hubiera un MeToo del enchufismo chenchual, familiar o pandillero…, perecíamos del susto todos y todas, vascos y vascas
Colocar a familiares, conocidos, queridas o artistas contratadas del condumio chenchual en la Administración del Estado no es, para ser justos, algo que haya inventado el resilientemente maquillado presidente del Consejo de Ministros o su festiva tropel política. Verbigracia: no hace tanto (ya se retiró), paseaba mucho por Madrid un famoso político de los lares ultramontanos de esos cuyos dos votos eran esenciales para la política nacional, que había enchufado, no a una, sino a tres amantes sucesivas. Era un tipo que presumía de elegancia: tenía muy claro que, mientras pudiese pagar sus separaciones erótico sandungueras con cargo al erario público de la put* España, todo sería fino, pues sus mancebas no sentirían la tentación, mientras cobrasen buenas nóminas y disfrutaran de vacaciones pagadas…, no tendrían el acicate de hablar mal de él, que podría mantener su fama de caballero. Obviamente, era un tipo de orden que no corrió nunca el riesgo de divorciarse de su cornúpeta santa. Sus varias amantes darían fe de ello; hoy serán funcionarias jubiladas con una pensión de esas por las que mataríamos los autónomos, o por lo menos por las que entregaríamos a nuestro primogénito para la esclavitud. Aquello del político mencionado lo sabían todos, pero pasó sin escándalo, mientras hoy se ha montado una verdadera marimorena porque dicen que el hermano de tal, y la novia del cual, y el propio del talmente…, han colocado en la Administración a ese o el otro, a la tercera del mandón, fornicataria o pariente del dicho… Cuando esta es una práctica –la del nepotismo de putis, churris, aliades, próximos, compromisos…–, que forma parte del Derecho Consuetudinario Político Put*español. Si hubiera un MeToo del enchufismo chenchual, familiar o pandillero…, perecíamos del susto todos y todas, vascos y vascas. Nunca quise creérmelo, pero la realidad demuestra que es verdad: «En España, quien no tiene padrinos no se bautiza». O sea: que quien no tiene enchufe, no tiene luz. Esto es: que para prosperar por acá, o te colocan o acabas colocándote en la cola del paro. (Mecagüen tó).
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El "informe Cerdán"