A pesar del...

Populistas y débiles

Es notable que la izquierda celebre las empresas públicas y al mismo tiempo se declare antifranquista, como si el INI no lo hubiese creado Franco

La retórica de los antiliberales de todos los partidos se centra en el cuidado de los débiles, considerados vulnerables ante la libertad, y salvaguardados mediante la coacción política y legislativa. Como dice el tango: mentira, mentira. Leí en La Razón unas declaraciones del diputado populista, Íñigo Errejón, que ilustran el tema.

Defendió la inmersión lingüística en Cataluña con dos argumentos opuestos. Aseguró que es un modelo «históricamente exitoso», y a continuación señaló: «En Cataluña, lo voy a decir de forma muy clara y lo digo siendo madrileño, hay una sola lengua en peligro y no es el castellano, es el catalán que es la que retrocede». Pues, si retrocede después de décadas de intervención y de recortes de derechos de los catalanes no independentistas igual no es tan históricamente exitoso. De todas formas, obsérvese que la clave populista siempre es hostigar la libertad.

El gran orgullo de los populistas es la subida del salario mínimo. Como es típico, solo piensan en los trabajadores que cobran dicho salario, y no en los que, por culpa de esa subida, son arrojados al paro o a la economía sumergida. Se supone que ellos no son débiles ni vulnerables.

Un caso notable es el del servicio doméstico, sector del que los políticos de izquierdas siempre han pretendido ser inigualables paladines. Pues bien, la prensa recogió el habitual maltrato progresista a los más débiles, que, en ese caso, para más bochorno de los supuestos feministas, son mayoritariamente mujeres. Susana Alcelay resumió en ABC los grandes logros de la izquierda: «El alza de cotizaciones y del salario mínimo lleva la afiliación de las trabajadoras del hogar a su peor dato desde 2012». Muchas siguen trabajando, claro, pero en la informalidad. Esta debe ser la famosa protección a los débiles y vulnerables.

Por fin, otra frase de Errejón que pide mármol fue recogida por Juan Ramón Rallo en nuestras páginas, y fue lo que dijo a raíz de la entrada del Estado en Telefónica: «comenzamos a recuperar soberanía en sectores estratégicos para el país y la economía». Llama recuperar soberanía a que el poder fuerce al pueblo a pagar. La débil soberanía de las trabajadoras obligadas a financiar las empresas públicas no entró en sus cálculos. Por cierto, hablando de progreso, es notable que la izquierda celebre las empresas públicas y al mismo tiempo se declare antifranquista, como si el INI no lo hubiese creado Franco.