Irene Villa
Desahuciados
Sólo la palabra «desahuciado» da miedo. Denota por sí sola la potencial vulneración de los derechos humanos fundamentales. La sociedad se opuso en bloque a esta aterradora realidad antihumanitaria, pero no sirvió de nada. Ha tenido que venir Europa a decirnos que la ley hipotecaria que está desencadenando en España hasta suicidios es contraria a la protección de los consumidores. Pues muchas gracias por este ansiado y reclamado rescate social. El yugo de las hipotecas nos lastimaba y oprimía a todos. Al fin aparece un freno legal a esos desahucios abusivos y despiadados... un rayo de esperanza para todos los que se veían condenados por creerse que podían tener una vivienda digna en propiedad. Gracias Europa. En lo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no debe inmiscuirse es en la derogación la «doctrina Parot», cuyo único fin es que haga justicia con los criminales. Y es que otros desahuciados –pero de por vida– los familiares de los asesinados en el nombre del odio, necesitan, como mínimo, que se haga justicia. Esta doctrina permite que las redenciones de la pena a las que tiene derecho cualquier preso se apliquen sobre cada una de las condenas que tiene el asesino, y no sobre la refundida, para evitar que cueste prácticamente el mismo precio matar a una persona que a veinticinco. Covite lamenta que el parlamento vasco recurra al derecho internacional para proteger a terroristas condenados e ignore a las víctimas que piden que se haga eco de los crímenes de lesa humanidad que ha perpetrado la banda asesina durante tantos años. Otra sinrazón.
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