El fotoperiodismo, a debate

Desde el pasado fin de semana y hasta el próximo 13 de septiembre, la ciudad francesa de Perpignan se convierte en la capital mundial del fotoperiodismo con la celebración del festival internacional Visa pour l’image. Además de más de una veintena de exposiciones dedicadas a fotógrafos de todo el mundo y repartidas por un sinfín de instalaciones, durante estas dos semanas la localidad sirve de forum de discusión para los profesionales del sector.

De hecho, el Centro Internacional de Prensa ubicado en el Palacio de Congresos recibe cada edición, durante la semana profesional, a 3.000 profesionales acreditados y a 280 agencias representantes de una cincuentena de países. Más de 30 agencias y colectivos de fotógrafos del mundo disponen de una oficina de representación.

Destaca este año la mesa redonda organizada por la revista «Elle», que colabora desde hace varias ediciones con el certamen y que celebra sus 70 años de vida. Con motivo de este aniversario, la publicación cede la palabra a mujeres fotoperiodistas de distintas generaciones para abordar cómo ven la profesión, qué clichés y prejuicios persisten, si seleccionan los mismos temas que los hombres o tienen una visión distinta, y cómo han contribuido las mujeres a que evolucione el fotoperiodismo en cuanto a forma y fondo.

También se ha hablado de la importancia de las redes sociales, entre las que ocupa un lugar destacado Instagram, rechazado en un principio por la gran mayoría, pero a la que al final se han rendido buena parte de los profesionales.

Otro de los temas que se abordarán en una de las mesas redondas es el de la importancia de los derechos de autor en un mundo en el que lo digital se impone y las imágenes circulan por todo el mundo gracias a internet, a pesar de lo cual, los fotógrafos no se benefician de la sobreexposición de su trabajo. Este encuentro trata de desvelar qué hace o qué debe hacer la Unión Europea para que, dentro de un mercado único digital, los derechos de autor pasen a situarse en el centro de los debates.

Y es que la situación del fotoperiodismo vive una crisis que se prolonga en el tiempo y que no parece tener un final claro. Entre los principales problemas, según una mesa redonda organizada por la Asociación de la Prensa de Madrid en 2013, están el intrusismo, acentuado por la proliferación de máquinas digitales y smartphones, de tal modo que cualquiera puede hacer una fotografía y subirla a la red; los recortes, que han llevado a que un único profesional haga el trabajo que antes hacían varios, y la necesidad de formarse y reciclarse constantemente.

Otra de las dramáticas situaciones a las que se enfrentan los fotoperiodistas, compartida en este caso con el resto de los profesionales de la comunicación como periodistas o cámaras de televisión, es la inseguridad y el riesgo claro de perder la vida en determinados lugares, como algunos países de América Latina, o zonas en conflicto como Siria, Irak o Afganistán y todas aquellas en las que los radicales islamistas operan.

Sin ir más lejos, hace apenas un mes, el pasado 2 de agosto, el fotoperiodista Rubén Espinosa era asesinado junto a otras cuatro personas en Ciudad de México, después de haber sido torturado. En este país, en lo que va de año tres profesionales de la comunicación han perdido la vida simplemente por hacer su trabajo.