Constitución
La Constitución y los militares
Hace unos días, participando en una tertulia en TV, me preguntó una amable pero inquisitiva presentadora si los militares aceptarían y serían leales con un ministro de Podemos. Reconozco que no había pensado sobre el tema y eso que la exigencia del Sr. Iglesias del Ministerio de Defensa –entre otros– al candidato del PSOE a presidir el Gobierno hacía de esto una posibilidad. Remota, pero factible.
Improvisé entonces una respuesta y ahora, tras reflexionar, quisiera compartir con Uds. el resultado de mis cavilaciones. Por cierto que para encontrar una respuesta –y he hallado no una sino dos– he tenido que repasar toda mi vida profesional como marino de guerra.
Tengo la misma edad –por ejemplo– que la alcaldesa de mi ciudad, la Sra. Carmena. Digo esto por aquello de lo de Podemos. La futura jueza y el marino nacieron pues en tiempos del general Franco. Luego –evidentemente–, se fueron separando nuestros caminos. A los 17 años gané una oposición y entré en la Escuela Naval Militar. Allí nos enseñaban Navegación, para evitar meter el barco entre las rocas; y Artillería, para tener los cañones listos por si hubiera que hundir algún buque de los enemigos de España; y Astronomía, para mirando al cielo averiguar dónde estábamos; y muchas otras materias que pueden imaginarse.
Lo que no teníamos era clase de Formación del Espíritu Nacional ni mucho menos de Educación para la Ciudadanía. No hacía falta, para nosotros bastaba algo como aquello de «A España servir hasta morir». En esta asignatura de cinco palabras, todos aprobábamos.
Entre los buques de la Armada –ya en la década de los sesenta– hablábamos por radioteléfono en inglés y seguíamos los cuadernos de táctica OTAN –pese a tener otros nacionales– para estar preparados por si mejoraba el tiempo general. Y vaya que si mejoró el clima en España cuando se hizo una Transición política ejemplar desde un régimen autoritario a otro democrático más acorde con los tiempos que corrían y el lugar en Europa que ocupábamos. Luego, además, entramos en la UE y en la OTAN. Lo de utilizar el inglés resultó un acierto.
Y se hizo esta transición de la ley a la ley. Los ejércitos acataron este régimen –naturalmente– como habían acatado el anterior. Y todos juramos no sólo cumplir, sino defender la Constitución de 1978, de la que emanaba un sistema democrático parlamentario. No juramos defender la democracia en abstracto ni mucho menos los partidos, juramos defender la Constitución que devolvía la soberanía al pueblo que la había ejercido aprobándola. Desde aquel momento, la Constitución fue sagrada para nosotros.
Y se sucedieron los ministros de Defensa, sin ningún problema, al principio con la UCD, luego con el PSOE y el PP. Los militares fuimos leales, nos gustara más o menos lo que nos mandaban y el presupuesto que nos asignaban para materializarlo. Estilo militar: ni pedir, ni rehusar, y desde luego, mucho menos protestar. Como no todas las instituciones emanadas de la Constitución del 78 se comportaron así, la estima de los españoles hacia sus ejércitos fue creciendo con el tiempo. Las Fuerzas Armadas (FAS) eran garantes del sistema, no de ningún partido político; no intervenían en los procesos legislativos y ejecutivos nacionales.
Volvamos ahora a la pregunta inicial. Si el programa de Podemos desarrollara aquello del «asalto al cielo» en forma de ataque a la Constitución –que es legítimamente actualizable e incluso cambiable–, pero sin respetar lo de la ley a la ley, no sé lo que pasaría con los ejércitos. A lo mejor los de Podemos tampoco lo saben y por eso piden este Ministerio, para lograr la transformación de unas FAS –las actuales– garantes del sistema del que emana la alternancia democrática en otras diferentes identificadas con su Partido, como sucede en aquellas naciones bolivariano/comunistas que ellos ponen como ejemplo. A lo mejor por eso no piden el Ministerio de Trabajo, ni el de Vivienda ni tan siquiera el de Igualdad que parecerían más acordes con sus voceadas inquietudes sociales. No, el Sr. Iglesias pide el de Defensa, ¿quizás para convertir las FAS en el férreo garante de su ideología totalitaria como sucedió –y sucede– en todos los regímenes comunistas de los que obtienen inspiración ideológica?
Pero puede –y esto es tan solo una posibilidad que Uds. deben cuantificar– que lo del «asalto al cielo» y todas las numerosas ofensas a la Constitución que hemos presenciado sólo procedan de un calentón táctico ¿de su inexperiencia?, y si llegaran al poder la respetasen. Que no están solamente disimulando para alcanzar el gobierno. En ese caso estoy seguro de que los militares aceptarían un ministro podemita para el cual al parecer el Sr. Iglesias tiene ya un candidato seleccionado. Quizás mis compañeros en activo tendrían que apretar los dientes como pasó recientemente en el Salón de la Enseñanza de Barcelona con otra alcaldesa del entorno morado. Pero estoy seguro que obedecerían. Hay precedentes de ello.
Luego la respuesta concreta a la pregunta de nuestra inquieta presentadora no depende de los ejércitos. Depende de Podemos. Si acatan la Constitución vigente, la respuesta es sí. Si no la acatan, nadie sabe exactamente lo que puede pasar. Mejor será para todos no tener que averiguarlo.
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