Represión en Venezuela

Las fuerzas armadas bolivarianas

La Fuerza Armada Nacional dista mucho de ser la que diseña la Constitución, habiéndose convertido en una auténtica herramienta política al servicio partidista de la Revolución

La Razón
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Con motivo de la deriva radical del presidente Maduro, hay personas bienintencionadas que se preguntan cuál podría ser el papel a desempeñar por las Fuerzas Armadas Bolivarianas en la presente crisis.

Formalmente, según el artículo 2 de su Constitución, que nos recuerda muchísimo al párrafo primero del artículo 1 de la nuestra, Venezuela «se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político».

Por su parte, los artículos 328 y 330 de la Constitución de la República Bolivariana, establecen que la Fuerza Armada Nacional (FAN) constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación (...). En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. (...) sin que les esté permitido (...) participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político.

Sin embargo, la realidad es bien distinta, la Fuerza Armada Nacional dista mucho de ser la que diseña la Constitución, habiéndose convertido en una auténtica herramienta política al servicio partidista de la Revolución.

En el año 2010, Hugo Chávez acentuó el proceso de ideologización de las Fuerzas Armadas, colocando en puestos claves a oficiales identificados con su proyecto político, quienes a pesar de lo establecido en la Constitución, no dudaron en expresar abierta y públicamente con total impunidad su afinidad política con la Revolución. Incluso hubo denuncias, que no prosperaron, ante las evidencias de la inconstitucional afiliación de altos mandos militares en activo al partido impulsado por Hugo Chávez, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

A partir de ese momento, se incrementó significativamente la utilización de los militares como herramienta política, de propaganda y de proselitismo al servicio de la llamada Revolución.

La politización partidista de la Fuerza Armada Nacional se hizo cada vez más evidente a través de cursos de «adoctrinamiento socialista», declaraciones partidistas de los altos mandos a favor de la llamada Revolución y contraria a la democrática oposición, lo que fue reforzado por el propio Hugo Chávez haciendo de las Fuerzas Armadas un imprescindible pilar para el éxito de su programa revolucionario. En ese sentido, el 3 de abril de 2011 manifestó: «Hoy las fuerzas militares venezolanas se definen con orgullo como antiimperialistas, revolucionarias, socialistas. Sin ellos sería imposible avanzar».

En 2012 Hugo Chávez apretó aún más, calificando, sin rubor alguno, a las Fuerzas Armadas como «chavistas». En efecto, el 13 de febrero en conmemoración del decimotercer aniversario de su ascenso al poder declaró: «Dicen que hay que limpiar la FAN del chavismo, tendrán que acabar con la Fuerza Armada porque la Fuerza Armada es chavista. ¿No lo entienden todavía? Tendrían que acabar con la FAN porque ella tiene a Chávez en el corazón, en la raíz, y Chávez tiene a la Fuerza Armada en el corazón, en el alma». La fusión entre Hugo Chávez y el chavismo con las Fuerzas Armadas fue total y absoluta.

Tras el fallecimiento de Hugo Chávez, se consolida el culto a su personalidad en el seno de la Fuerza Armada Nacional, orientado a robustecer aún más el carácter meramente partidista y revolucionario de las Fuerzas Armadas, y así, en la era del nuevo presidente, Nicolás Maduro, las cosas no cambiaron. En uno de sus primeros discursos ratificó el carácter partidista de la Fuerza Armada Nacional y su utilización como herramienta política al servicio de la Revolución. Concretamente el 7 de julio de 2014 ratificó en la Academia Militar y en el acto de graduación de los nuevos oficiales, el carácter chavista de las Fuerzas Armadas: «Cuando la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se dice bolivariana es porque... está asumiendo el cuerpo doctrinario más completo que se haya hecho en la historia, y lo está asumiendo como un valor creado por el comandante Hugo Chávez, graduado en esta academia».

En 2015 los militares de alta graduación empiezan a referirse a la democrática oposición como adversario, estableciéndose claramente como misión propia de las Fuerzas Armadas impedir, por cualquier medio, que ésta regrese al poder y en diciembre de ese mismo año, el presidente de la República, Nicolás Maduro, llama a la milicia a la defensa del socialismo bolivariano. La escalada de intervención política de las Fuerzas Armadas sigue creciendo, y en enero de 2016 el general Vladimir Padrino López, se enzarza en una agria e improcedente discusión, con el presidente de la Asamblea Nacional, quien exclusivamente reivindicaba la aplicación de la Constitución en lo referente a la condición apartidista de las Fuerzas Armadas.

Con estos antecedentes no resulta difícil adivinar cuál puede ser el papel de las Fuerzas Armadas en la actual crisis venezolana. Puede que exista alguna disidencia interna, pero todo parece indicar que una salida militar ni es deseable, ni puede que tampoco sea posible. En todo caso, y como en otros muchos, la solución debe venir de cumplir y hacer cumplir la Constitución.