Música

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Pablo Alborán, el monstruo sigue creciendo

Pablo Alborán, durante uno de los ensayos de la gira «Tanto 2013»
Pablo Alborán, durante uno de los ensayos de la gira «Tanto 2013»larazon

Escenario a oscuras. A través del pinganillo de técnicos y músicos se oye: «One, two, three, four». Empieza la gira de Pablo Alborán, esta vez con dos discos sobre la espalda. Más canciones y más tiempo para disfrutar de su directo: hasta 45 minutos extra de música respecto a la última gira. Este fenómeno rompe todas las expectativas, ya que no sólo se ha tenido que prorrogar su paso por Madrid después de que se agotasen todas las entradas de su concierto para el día 26 de septiembre en el Palacio de los Deportes. Alborán ha repetido la hazaña en el Palau Sant Jordi, en Barcelona, donde está previsto que toque el 11 de octubre y ahora, también, el 12. El cantante suma y sigue, y reconoce «estar en el aire». No para quieto y hasta el sofá blanco de su casa donde solía crear las primeras canciones «ha cogido moho». Ésta es la carta de presentación de su último disco, compuesto sobre ruedas, y de la gira que comienza el 17 de mayo: «Tanto 2013».

La creatividad continúa

El disco se ha gestado casi en su totalidad entre concierto y concierto, entre entrevista y entrevista. Alborán compuso «Deshidratándome» en México, en medio de una «press junket». «Ponen un croma azul detrás y te entrevistan distintas televisiones. Entre desconexión y conexión uno se aburre mucho, así que cojo la guitarra y siempre sale algún tema», explica. Por ello, dicen sus músicos, la gira contará con el Pablo Alborán de siempre, acústico, suave y romántico, y con la música «más dinámica y con más arreglos» de su último trabajo. «Lo pide el contexto, los lugares en los que se van a celebrar los conciertos. La anterior gira se hizo en teatros y el ritmo del espectáculo era más íntimo, cercano. Ahora serán plazas de toros, estadios de fútbol. Va a sorprender», revela David Villar, al teclado.Aunque a muchos no les haga falta que les pongan la miel en los labios para acercarse a la taquilla, quizá el que Alborán se esté planteando tomarse un respiro en España después de la gira anime a algún indeciso. «Todo tiene su lugar y su tiempo, y creo que la gente debe descansar un poco de mí, y yo, oxigenarme. No de ellos, porque me apasiona lo que hago. Y no desapareceré, pero sí bajaré el ritmo y me centraré en Latinoamérica», anticipa algo meditativo.

Porque, si algo destaca su equipo, es que Pablo Alborán «tiene cabeza y unos pies bien puestos en la tierra». Su primera opción fue estudiar Publicidad, que abandonó, «porque eso del arte de engañar, de atraer a la gente, llegó un momento en el que me cansaba». A él le gusta lo bohemio. Así que probó con Filosofía y resulta que Platón, los socráticos, Marco Aurelio y compañía le ayudaban a componer. «La forma en la que vivía cada pensador. Cuando uno se pone en la piel de otras personas y ve cómo entienden el mundo, es posible comprender mejor el tuyo. Podía entender mejor cómo me sentía para poder trasladarlo a las canciones», explica. Así es, Filosofía por la UNED, duro, reconoce, porque si ya surgen dudas cuando lo explica un profesor, hacerlo a distancia «era como "¡Dios mío, necesito a alguien que esté aquí y me eche un cable!"». Aun así, continuó estudiando y salió victorioso; las notas fueron muy bien.

La intensidad de los últimos años ha hecho que Alborán abandone su carrera y se centre en la música. Otras alegrías y otras fuentes de inspiración. Recuerda con especial emoción el vídeo que los padres de un chaval sordo le mandaron, algo que no suele contar por pudor y porque puede sonar morboso, «pero fue lo más increíble que me ha pasado estos años». «Los médicos habían dicho que el niño era sordo. Estaba en el salón, con la televisión puesta, y yo salía en "El Hormiguero". Canté "Perdóname"y el niño se levantó y empezó a revolotear. La madre lloraba... Al parecer, hay determinadas frecuencias que podía percibir», recuerda. Esto es lo que ha aprendido estos años, «otra cara de la música; la gente le da una importancia que yo desconocía».