España en verano: Pesadilla en la alta cocina

Cinco millones y medio de espectadores siguieron la final de MasterChef –«Ha acercado la alta cocina a las casas, algo que no se había logrado hasta ahora», dice Pepe Rodríguez Rey–, y la gastronomía española lidera la vanguardia mundial al situar al Celler de Can Roca en el número uno de la archifamosa lista británica de 50 Best Restaurants in the world. ¿La consecuencia? El mundo culinario mira hacia nuestro país y, sin embargo, algunos de nuestros chefs hornean una verdadera pesadilla. Se las ven y se las desean para salir adelante. Porque un restaurante, casa de comidas, bar de tapas o gastrobar, llámelo como quiera, es una pequeña empresa. La crisis se ensaña con el mundo gastronómico. Numerosos establecimientos se han visto obligados a clausurar. Incluso Sergi Arola tuvo que cerrar durante dos semanas Gastro, que ya ha reabierto, y la recesión devora sin piedad a un referente de la historia gastronómica española. Regina Santamaría, hija del fallecido cocinero Santi Santamaría, ha confirmado que el 31 de agosto Can Fabes (dos estrellas Michelin y tres soles Repsol) dejará de encender sus fogones. No es el único caso, de ahí resulte imprescindible la figura del gastro-empresario.

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