María Teresa Turrión, la «supernanny» española del príncipe Jorge

De tener a mano la mágica cinta métrica con la que Mary Poppins dejaba boquiabiertos a sus pupilos –esa que medía las cualidades que definían a cada niño, no sus centímetros de estatura–, María Teresa Turión Borrallo, la nueva «nanny» del príncipe Jorge de Inglaterra, aparecería reflejada como una mujer «tenaz y educada» cuya principal virtud es esa conexión especial que tiene con los niños: «Vive para su profesión», aseguran vecinos de su barrio de Palencia. Concretamente, en la calle María de Molina, donde reside su madre, la noticia viajaba ayer de boca en boca, mientras los residentes se debatían entre esquivar las llamadas de los medios o confesar el orgullo que sienten porque su paisana haya llegado tan lejos. «Es una chica muy educada y concienzuda, estamos muy contentos», confesaba a LA RAZÓN el propietario de un negocio de la zona. Ellos conocen el talento de María –así la llaman los duques de Cambridge–, que «solía tocar el piano horas y horas» y ensayaba hasta que sonaba «como ella quería». Hija del ingeniero Luis Turrión Aznar, fallecido hace años, y de María Teresa Borrallo de la Viña, que imparte clases particulares de inglés en su domicilio, la «supernanny» española lleva en los genes el espíritu de superación y un instinto especial para la enseñanza. «Los padres se han preocupado mucho por la educación de todos sus hijos», comenta una amiga de la familia, emocionada al saber que la melodía del piano de esta palentina de 43 años llegará a Kensington Palace. Y a la vista están los brillantes currículums de los cuatro hermanos, quienes, de alguna u otra forma, están vinculados a labores pedagógicas: Pablo es doctor universitario, Ignacio, profesor de violín y viola –ha recorrido medio mundo tocando estos instrumentos–, Luis es sacerdote diocesano y María Teresa ha estudiado en el prestigioso centro británico Norland College, en el que forman a las «nannies» que cuidarán a los hijos de la «jet set» birtánica. Desde el centro confirman a este periódico que la niñera española fue un miembro destacado de sus filas: «Estamos muy contentos por la noticia y le deseamos lo mejor en esta nueva etapa profesional». Aunque la discreción es la insignia del colegio, aseguran que María Teresa fue «elegida personalmente por los duques de Cambrigde», a quienes acompañará en su próximo viaje oficial por Nueva Zelanda y Australia. De hecho, la palentina lleva muchos años afincada en Reino Unido, aunque nunca se olvida de sus raíces: «En cuanto llegan las Navidades, viene a casa de su madre para visitar a los suyos», asegura uno de sus vecinos, que la define como una chica «muy simpática y agradable», además de «muy preparada», a la que le pirran «el gazpacho, la tortilla de patatas y la paella», según confesaba su hermano a «El norte de Castilla». Aunque cada hermano ha emprendido caminos muy diversos –todos han hecho vida fuera de Palencia, excepto uno de los hijos del matrimonio, que continúa viviendo en la residencia familiar–, se reúnen siempre y, como destacan personas de su entorno laboral, el ejemplo de sus progenitores y su incansable espíritu de mejora, ha marcado su forma de afrontar sus profesiones. De hecho, en los agradecimientos de la tesis doctoral de Pablo Turrión Borrallo –titulada «La enseñanza de lenguas extranjeras a través del aprendizaje colectivo: el aprendizaje del inglés en alumnos de primaria»–, el hermano de la «royal nanny» realizaba la siguiente dedicatoria: «A mi madre, que siempre ha estado luchando por mí, y a mi difunto padre, por transmitirme la voluntad y el esfuerzo por superarse a uno mismo». Con ese tesón por bandera, «siempre correcta y muy educada», como la definen sus allegados, María tiene en sus manos el cuidado del futuro rey de Inglaterra. Quién sabe si el pequeño Jorge acabará recitando alguno de los divertidos pareados de Gloria Fuertes...

De paseo

El «Daily Star» publicó en exclusiva la imagen de María Teresa, la «super-nanny» española, mientras paseaba por Hyde Park con el carrito del príncipe Jorge, bajo la atenta mirada de uno de los escoltas del palacio