España

40 horas para rezar por el futuro de la familia en España

Monseñor Rouco Varela inauguró la capilla del Santísimo Sacramento, que permanecerá expuesto hasta este domingo antes de la Eucaristía

Un diácono coloca al Santísimo en la custodia que descansa sobre un gran faro-expositor
Un diácono coloca al Santísimo en la custodia que descansa sobre un gran faro-expositorlarazon

El Santísimo Sacramento lleva ya unas horas expuesto y seguirá allí hasta las 9 de la mañana del día 30. Preside la plaza de Colón y, desde las 5 de la tarde de ayer, cualquier viandante puede entrar a la carpa convertida en espacio sagrado y disfrutar de unos momentos de oración y recogimiento. Ayer, el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, bendijo este lugar y expuso el Santísimo, que se encuentra en una custodia que simula un faro significando que Cristo es la Luz del mundo. La ceremonia litúrgica estuvo acompañada por los cantos de las Hermanitas del Cordero. Tras la adoración eucarística, se pidió la intercesión divina por aquellos que están en paro, por las familias que van a asistir a la celebración del domingo y también por los gobernantes, para que desarrollen leyes justas que promuevan la vida desde su concepción hasta la muerte natural.

La adoración dio paso a la confesión. En la propia carpa se encuentran habilitados dos de los confesionarios que se usaron en la Fiesta del Perdón durante la pasada JMJ de Madrid. Allí, monseñor Rouco Varela pasó unos minutos administrando el sacramento de la penitencia. Antes de abandonar el lugar, el prelado quiso conocer el trabajo de las organizaciones eclesiales que han colocado sus «stands» junto a la carpa de adoración. Cáritas, los Centros de Orientación Familiar, el Instituto Juan Pablo II o S.O.S. Familia informarán hasta el próximo domingo de las iniciativas que desarrollan a favor de las familias. También en esta segunda carpa unos pajes reales recogen las últimas cartas destinadas a Los Reyes Magos de los pequeños más rezagados. Monseñor Rouco Varela visitó a todos los voluntarios interesándose por el trabajo de estas organizaciones y por su función durante estas horas en la plaza de Colón. El cardenal quiso abundar en el hecho de que la Iglesia lleva mucho tiempo prestando su ayuda a las personas desahuciadas y recordó que «la familia siempre está necesitada, en la historia contemporánea viene estando muy necesitada; antes de la crisis ya no se la trataba bien ni en la crisis; esperemos que haya un después de la crisis».

En los «stands», han pasado y pasarán frío, voluntariamente, decenas de personas que han decidido participar en esta fiesta y, al mismo tiempo, ofrecer un servicio. En el de Cáritas, Pilar y Concha informaron, por fortuna, a mucha gente interesada en el voluntariado dentro de esta organización. Desde el Instituto Juan Pablo II, dos de sus alumnas animaron a los visitantes a descubrir, a través de la formación, la responsabilidad y, al mismo tiempo, la belleza de la vida en familia.

Los madrileños Jardines del Descubrimiento son desde ayer un espacio para la adoración, la conversión, la confesión y también para la caridad. Hay preparados otros cuatro confesionarios en el exterior de la carpa para que continúe esta nueva Fiesta del Perdón. La capilla funcionará durante 40 horas ininterrumpidas y está acondicionada para más de 180 personas. Así, quien lo desee puede orar y acompañar al Santísimo en su original interior, concebido como una gran cúpula celeste en la que amanece y anochece y en la que una figura de la Virgen embarazada recuerda que la maternidad es un don.

Poco a poco los fieles se han ido aproximando durante estas primeras horas. Algunos se han encontrado con la capilla por casualidad. Otros han sido convocados allí para dar testimonio y evangelizar. Anoche, por ejemplo, de las madrileñas parroquias de Nuestra Señora de la Paloma y Santa Catalina Labouré, varias comunidades del Camino Neocatecumenal amenizaron el frío capitalino con villancicos anunciando que había nacido un Salvador. Marcos acudió allí acompañado por tres de sus seis hijos convencido de que «la música ayuda a que Dios toque el corazón de las personas y más en Navidad».