El sucesor de Benedicto XVI

Congregaciones largas, cónclaves cortos

Los cardenales prefieren analizar a fondo la realidad de la Iglesia antes de sentarse en la Sixtina. La cuarta jornada se cerró sin poner sobre la mesa en qué jornada se comenzará a votar

El cardenal Cañizares conversa con otro purpurado a la entrada de la sala donde se celebran las congregaciones
El cardenal Cañizares conversa con otro purpurado a la entrada de la sala donde se celebran las congregacioneslarazon

El Colegio Cardenalicio afronta hoy su quinto día de congregaciones generales, las reuniones previas al cónclave, sin que se haya decidido aún la fecha en la que Guido Marini, maestro de las ceremonias pontificias, pronunciará el «Extra omnes!» («¡Todos fuera!») antes de que se encierren en la Capilla Sixtina los cardenales menores de ochenta años para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Esta importante decisión, que tiene en vilo a todo el orbe católico, podría tomarse hoy, ya que por fin llegó a Roma el último purpurado con derecho a voto que había confirmado su asistencia. Se trata del vietnamita Jean-Baptiste Pham Minh Man, arzobispo de Ho Chi Minh, quien prestó su juramento en la congregación general de ayer por la tarde. Con él ya están todos: los 115 cardenales «electores».

Tras una semana de estos encuentros, que podrían celebrarse también mañana, se espera que los purpurados hayan realizado un buen diagnóstico de la Iglesia y se hayan hecho una idea de quién puede ser el más capaz de todos ellos para hacer frente a los desafíos que afronta la comunidad cristiana hoy. Si tienen claros estos dos puntos, podrían afrontar un cónclave corto. Varios cardenales han expresado en los últimos días su deseo de que no se dilate en exceso el tiempo que pasen encerrados en la Capilla Sixtina.

Uno de ellos ha sido Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, presidende de la Conferencia Episcopal estadounidense y presente en algunas de las listas de papables. En varias entrevistas ha comentado que, después del «importante trabajo» desarrollado en esta semana de congregaciones generales, decidirán «rápido» quién será el nuevo Pontífice. Para la imagen de la Iglesia sería positivo que el cónclave no fuese demasiado largo. Benedicto XVI fue elegido a la sexta votación, lo que mostró al mundo que los cardenales tenían claro quién era el mejor capacitado para suceder a Juan Pablo II. Si en esta ocasión hicieran falta muchas más votaciones y el cónclave se prolongase durante más de tres días, daría la impresión de que los purpurados no son capaces de ponerse de acuerdo. Quien resultase finalmente elegido parecería en cierta forma una opción de compromiso.

Al informar ayer de cómo había ido la quinta congregación general del Colegio Cardenalicio, el jesuita Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, pidió paciencia ante la falta de fecha de inicio del cónclave. «Yo encuentro muy normal, natural y sabio que no se decida todavía. Cuando se decida la fecha querrá decir que este procedimiento de recibir información y de reflexión, que durará tres, cuatro, cinco días, no lo sé, querrá decir que ya no necesitan más tiempo para esta preparación tan importante», dijo Lombardi, subrayando que cuando se fije una fecha, se estará poniendo inmediatamente un límite a las discusiones que se están manteniendo en las congregaciones generales.

Ayer hubo dos señales que hacen pensar que estos encuentros están a punto de terminar. La primera viene del mensaje que dejó en su cuenta de Twitter el cardenal Roger Mahony, arzobispo emérito de Los Ángeles, a quien algunos fieles le pidieron que no participara en la elección del próximo Papa por sus posibles errores en la gestión de casos de abusos sexuales a menores. «Los días de las congregaciones generales llegan a su conclusión. Está cerca el momento en que se fijará la fecha del cónclave. La emoción prevalece entre los cardenales», escribió Mahony.

La segunda señal viene del aviso que la Prefectura de la Casa Pontificia publicó en «L'Osservatore Romano», el diario de la Santa Sede. Recordó en un pequeño texto que estará «abierta a todos» la misa «pro eligendo pontífice» con la que comenzará el cónclave, lo que hace pensar que no puede ya demorarse mucho. En su larga comparecencia ante los medios, Lombardi reconoció que en las congregaciones generales se ha hablado del «caso Vatileaks» y dijo que ayer también se trató la situación financiera de la Santa Sede. Como establece la constitución apostólica «Pastor Bonus», aprobada por Juan Pablo II en 1998, los tres cardenales responsables de los dicasterios económicos presentaron un breve informe de cómo están las cosas en sus respectivas áreas de competencia. Quienes tomaron la palabra fueron: Giuseppe Versaldi, presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos; Domenico Calcagno, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Pasados ya tres días de congregaciones generales, los purpurados tuvieron que nombrar a otros tres nuevos asistentes al Camarlengo, Tarcisio Bertone, en la llamada congregación particular. Los elegidos por sorteo fueron: el libanés Béchara Boutros Raï, patriarca de los maronitas; el congoleño Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa; y el italiano Velasio De Paolis, presidente emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos y delegado pontificio para los Legionarios de Cristo. En las 13 intervenciones de cardenales que hubo en el encuentro de ayer por la mañana se habló del ecumenismo, la caridad de la Iglesia y su atención a los pobres. También se trataron asuntos ya mencionados en los días anteriores, como la situación de la Santa Sede y la relación con los episcopados locales o las expectativas y el perfil del nuevo Papa.