Roma
¡Cuánto nos ha querido!
La noticia me ha dejado realmente impresionado y sólo puedo estar triste porque el Papa nos quiere muchísimo. ¡No puedo dejar de pensar cuánto nos ha querido! Recuerdo cómo fui a verle a Tubinga cuando era profesor en Alemania y cómo nos ayudó a abrir el Camino en Alemania. Escribió una carta maravillosa a dos párrocos amigos suyos de Múnich que aceptaron comenzar el Camino en sus parroquias. Años más tarde, nos pidió las catequesis del Camino para ser examinadas por la Iglesia y así darles un sello de autenticidad. Ha aprobado también los Estatutos del Camino y los pasos de todo el itinerario neocatecumenal. Ha enviado también a muchísimas familias en misión y a las primeras 15 comunidades en misión a las parroquias más necesitadas de Roma. Además, cuando tuvimos problemas con los obispos de Japón, él mismo me dijo: «Kiko, no tengas miedo, que yo mismo voy a ayudarte». Convocó a la Conferencia Episcopal japonesa para reunirse con ellos y con algunos cardenales, como el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el del Pontificio Consejo para los Laicos y el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
El Papa ha tomado una decisión muy humilde y valiente. Pienso que un signo de esperanza es que ayer —día que lo anunció— fue la Virgen de Lourdes, la Inmaculada Concepción, que se le apareció a Bernadette. Quizás la Santísima Virgen está preparando un nuevo Papa que pueda llevar adelante la evangelización de Asia. Creo que Asia y en concreto China y la India son, para toda la crisis económica mundial, muy importantes. En este continente hay millones de hombres que no conocen a Jesucristo y a los que, por tanto, hay que evangelizar. Por eso, en el Camino estamos preparando familias y sacerdotes para ponernos al servicio del nuevo Papa y para llevar adelante la Nueva Evangelización de la que también tanto ha hablado Benedicto XVI.
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