Abusos a menores
De la contención a la erradicación de los abusos
El viaje a Dublín del Papa Francisco es el punto de inflexión para el compromiso total de la Iglesia contra los abusos sexuales. Nos ha comprometido a toda la Iglesia sin límite y a toda costa con la erradicación de abusos y su encubrimiento. Y no lo ha hecho ideológicamente, sino escuchando y caminando al lado de las víctimas que tanta violencia, humillación y desprecio han soportado.
En la primera etapa de lucha contra los abusos se han tomado decisiones importantes, aunque, como se ha reconocido, no suficientes. Por ejemplo, en Estados Unidos se ha formado a 4,3 millones de agentes de pastoral -jóvenes y adultos- para detectar abusos y proteger a menores. El Papa ha movilizado a la mayor parte de la Iglesia, como muestra en la iniciativa #NoTeCallesCuéntalo, lanzada a todo Latinoamérica por Fundación Edelvives.
Desde 2002 ha habido una dura etapa de contención, pero es necesario profundizar en la reforma porque el problema tiene hondas raíces. El papa ha pisado el acelerador y lidera una segunda etapa para la erradicación de todo abuso sexual, abuso de poder y abuso de conciencia.
El Papa Francisco ha afrontado con decisión las causas profundas y el cambio de las estructuras que encubren la pedofilia. El problema -escribió al episcopado chileno- es una Iglesia que se pone a sí misma en el centro y no a Jesús. El problema es el clericalismo que abusa del poder y de la conciencia de la gente. En curias y parroquias cerradas, no participativas, no transparentes y de poder clerical absoluto, se favorece que anide con inmunidad la más abyecta perversión.
Para erradicar el clericalismo del abuso y el encubrimiento, el Papa nos llama a una profunda transformación social y eclesial. Lo ocurrido es demasiado horrible para que no haya un cambio de época en la Iglesia. En realidad, el Papa pide que decidida e irreversiblemente demos forma a la Iglesia según el Concilio Vaticano II.
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