Francisco: «Usted es ejemplo de humildad» / Benedicto XVI: «Gracias por la visita»

Tras el momento de oración conjunta que Benedicto XVI y Franciso tuvieron en la capilla del apartamento pontificio de Castel Gandolfo frente a una imagen de la Virgen de Czestochowa, el nuevo Papa le entregó a su sucesor el regalo que le había llevado desde el Vaticano. Se trataba de un icono mariano.

Mostrándole el presente, el obispo de Roma le dijo a su antecesor: «Me han dicho que se trata de la Virgen de la Humildad. Permítame decirle una cosa: cuando me lo han dicho, he pensado en seguida en usted, en los tantos ejemplos maravillosos de humildad y de ternura que nos ha dado durante su pontificado».

El Pontífice emérito, con gesto conmovido, le cogió las manos a su interlocutor mientras hablaba, dándole las gracias. El Papa Bergoglio dijo entonces: «No le olvidamos». En un ambiente de gran emoción y mientras a la espalda de ambos podía verse al secretario personal de Ratzinger y prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo alemán Georg Gänswein, el nuevo obispo de Roma reconoció que no conocía esta advocación de la Virgen. Benedicto XVI, quien en todo momento se ayudó de un bastón para desplazarse, dijo que él tampoco había visto antes una imagen de la Virgen de la Humildad.

La humildad es precisamente una de las características que une las personalidades de los dos pontífices. Cuando el pasado 11 de febrero el Papa Ratzinger sorprendió al mundo anunciando que renunciaba al pontificado el día 28, en las reacciones que se produjeron, tanto de cardenales y obispos como de los fieles más sencillos, la humildad era el término más repetido para calificar su decisión.

Su sucesor también ha dado innumerables muestras de que es una persona profundamente humilde. Lo ha hecho durante los quince años que fue arzobispo de Buenos Aires, en Argentina, y en los pocos días que lleva como Papa, eligiendo además un nombre con unas connotaciones tan fuertes en ese sentido como es Francisco.