La belleza de la familia

Hoy, el Papa Francisco, como colofón a su intenso viaje apostólico a Cuba y EE UU, clausura el Encuentro Mundial de las Familias que se está celebrando en Filadelfia. La actualidad que el Papa acapara cada día adquiere una especial relevancia en el tema del matrimonio y la familia. Los medios se hacen eco de sus enseñanzas y especulan sobre posibles futuros posicionamientos de la Iglesia en aspectos polémicos.

Son muchísimas las intervenciones en las que ha abordado el tema, especialmente las catequesis semanales, en las que, con un tono pastoral y desde el mundo real, ha ido proponiendo lo que la Iglesia enseña. Sin embargo, ha sido la doble convocatoria del Sínodo lo que ha concitado mayor interés y discusión en la opinión pública.

Sin embargo, una lectura detenida de sus enseñanzas en esta cuestión nos aporta un rico magisterio que se aleja de los temas discutidos y se centra en el anuncio de la verdad, bondad y belleza del matrimonio y la familia, «la grandeza de esta realidad humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos». El Papa sigue en la línea de las enseñanzas de sus predecesores, al tiempo que no cierra, porque no puede cerrar los ojos ante los desafíos que se plantean a la Iglesia.

Para el Papa la familia es la célula básica de la sociedad, y como ha enseñado el Vaticano II, una Iglesia doméstica. Por eso, «la familia que vive la alegría de la fe la comunica de manera natural. Esa familia es la sal de la tierra y la luz del mundo; es la levadura de la sociedad». «Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy», nos recuerda el Pontífice.

*Obispo de Guadix-Baza