Francisco, nuevo Papa
La Sala de las Lágrimas recibe al nuevo Pontífice
Son pocos los testigos de las primeras reacciones del recién elegido Papa. Sin embargo, hay una sala que recibe a los cardenales y de la que salen como Papas. En la Sala de las Lágrimas no sólo le espera al cardenal escogido su nuevo atuendo, también es una de las habitaciones del desahogo. Aquí, tras la fumata blanca, muestra sus primeras reacciones mientras cambia su vestimenta roja por el pulcro blanco que caracteriza al Sumo Pontífice. Los sastres ya han preparado algunos modelos de diferentes tallas para ajustárselo al escogido. En la misma sala, algunos de estos costureros estarán preparados, con aguja y dedal, para realizar los arreglos necesarios. No obstante, hay tres modelos preparados: para un purpurado alto, otro mediano y otro más bien ancho.
Tras pasar por esta estancia vuelve a la Capilla Sixtina para una pequeña ceremonia con una oración y un pasaje del Evangelio. En ese momento, todos los cardenales demuestran su obediencia al nuevo Pontífice y después cantan el «Te Deum». Por primera vez, el nuevo Pontífice irá a la Capilla Paulina a rezar unos minutos. Poco después, el cardenal protodiácono, Jean Luis Taurán, pronunciará –si no es él el elegido– el «Habemus Papam». Posteriormente, el nuevo Pontífice imparte la Bendición «Urbi et Orbi», como en Pascua y Navidad. Los fieles, desde el momento en el que observan cómo sale de las estufas de la Sixtina la fumata blanca, aguantarán en la plaza del mundo, como se conoce San Pedro, a la espera de que salude el nuevo Papa.
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