Francisco, nuevo Papa
«Los pobres, los pobres...y pensé en Francisco de Asís»
Ciudad del Vaticano- «¡Cómo querría una Iglesia pobre y para los pobres!». El Papa Francisco dio ayer una idea de cómo debe ser para él la comunidad cristiana durante la audiencia que mantuvo en el Aula Pablo VI del Vaticano con más de cinco mil periodistas. Al explicar por qué eligió este nombre para su pontificado, contó que durante el Cónclave, tenía sentado a su lado al cardenal brasileño Cláudio Hummes, arzobispo emérito de Sao Paulo y prefecto emérito de la Congregación para el Clero. El Papa Bergoglio confirmó que él y Hummes son grandes amigos, como pudo verse el pasado miércoles cuando saludó por primera vez a los fieles en el balcón central de la basílica de San Pedro. A su izquierda estaba el brasileño, con una sonrisa de oreja a oreja. «En la elección lo tenía al lado y, cuando la cosa se iba poniendo peligrosa, él me confortaba. Cuando el recuento de los votos llegó a los dos tercios se produjo el habitual aplauso porque había sido elegido el Papa. Él me abrazó y me besó, diciéndome que no me olvidase de los pobres», contó el Pontífice. Fue entonces cuando le vino a la mente San Francisco de Asís y pensó en elegir su nombre. El impulsor de las órdenes mendicantes es para el Papa «el hombre de la pobreza, de la paz, y que protege la creación», algo también muy significativo «en este momento que no tenemos una relación tan buena con la creación». El santo de Asís era un «hombre pobre», como Francisco quiere ser durante su pontificado y como desea que sea también la Iglesia. En un tono informal e improvisado, el Papa jesuita contó que algunos cardenales le dijeron, bromeando, que eligiera el nombre de Adriano, pues Adriano VI fue un «gran reformador» de la Iglesia. Otros, en cambio, le pidieron que tomara el de Clemente XV, como venganza a Clemente XIV, «quien suprimió la Compañía de Jesús». El auditorio reaccionó con carcajadas y aplausos a sus confidencias. También contó el obispo de Roma que otros purpurados pensaron que la elección de su nombre, que resultó sorprendente para todos los presentes en la Capilla Sixtina, se remontaba al jesuita y misionero español San Franciso Saverio o al francés San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Nada de eso; en la mente del Papa Bergoglio, las palabras de su amigo Hummes hicieron que pensase en el «pobrecillo» de Asís. El Pontífice agradeció a los informadores todo el esfuerzo realizado en este «período tan intenso», iniciado con el sorprendente anuncio de su antecesor, Benedicto XVI, de que renunciaba al pontificado. «¡Habéis trabajado, eh! ¡Habéis trabajado!», comentó Francisco entre aplausos antes de subrayar que durante estos días los ojos de todo el mundo han estado mirando a la Ciudad Eterna. «En estas semanas habéis tenido oportunidad de hablar de la Iglesia, de sus ritos y tradiciones, de su fe y en particular del papel del Papa y de su ministerio».
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