Iglesia Católica

O'Brien, el cardenal británico más veterano hundido por la sospecha de acoso

El cardenal católico Keith O'Brien, que renunció hoy como líder de los católicos escoceses entre acusaciones de acoso, es un veterano arzobispo conservador, con claras posiciones contra el aborto y el matrimonio homosexual.

De 74 años y con casi medio siglo de carrera religiosa a sus espaldas, O'Brien renuncia después de trascender una queja emitida por tres sacerdotes y un exsacerdote ante el Vaticano por su supuesta conducta indebida durante la década de los ochenta.

El norirlandés O'Brien, cuyo abandono del puesto de arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo fue aceptado hoy por el papa por razones de edad del cardenal, era el clérigo más veterano en la jerarquía católica británica, a punto de cumplir 75 años el próximo 17 de marzo.

Durante la Semana Santa de 2010, el cardenal pidió disculpas por los "pecados"cometidos en el seno de la Iglesia Católica por los casos de abusos de menores, como presidente de la Conferencia Episcopal escocesa.

"Muchos males se han cometido en el mundo, particularmente en relación al abuso sexual de niños y jóvenes"señaló entonces el clérigo, que ya había condenado ese "horrible delito"en 2002 y ahora se ha visto inmerso personalmente en esas acusaciones.

O'Brien no acudirá al cónclave que elegirá en marzo en Roma al sustituto de Benedicto XVI, quien, en su opinión, debería ser más joven y proceder de un país en desarrollo.

Su avanzada edad ya le había obligado a renunciar a algunas funciones al frente de la Iglesia Católica de Escocia, donde mantenía una línea de pensamiento conservadora, contraria al matrimonio homosexual, al aborto o a la eutanasia.

No obstante, el pasado sábado O'Brien sorprendió al mostrarse a favor de que los sacerdotes puedan casarse si así lo desean: "Me doy cuenta de que muchos curas han encontrado muy difícil gestionar el celibato", señaló en declaraciones a la cadena BBC.

Temas como la eutanasia o el aborto poseen, para el cardenal, "origen divino"y conllevan "creencias dogmáticas básicas"que la Iglesia no podrá cambiar.

Su postura contra el aborto le llevó a abandonar, en 2007, Amnistía Internacional por la defensa que esta organización humanitaria hace del derecho de la mujer a terminar con su embarazo en determinadas circunstancias.

Ese año provocó un gran debate en el Reino Unido al amenazar con la excomunión a los políticos británicos que se mostraran a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, algo que considera un "crimen inefable".

De "grotesco"calificó, años más tarde, el proyecto del Gobierno conservador de David Cameron para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo con una ley que, en su opinión, "avergonzaría al Reino Unido a los ojos del mundo".

Keith Michael Patrick O'Brien nació el 17 de marzo (el día de San Patricio, patrón de Irlanda) de 1938 en Ballycastle (Irlanda del Norte) y se ordenó sacerdote el 3 de abril de 1965, con 27 años recién cumplidos.

Anteriormente había dedicado sus esfuerzos a los estudios y se licenció en Química y Matemáticas por la Universidad de Edimburgo, además de obtener un diploma en Educación.

Veinte años después de su ordenación como sacerdote y tras ejercer como asistente y capellán escolar en Cowdenbeath (este de Escocia), así como rector del St. Mary College de Blairs (este), el 5 de agosto de 1985 fue ordenado arzobispo de la diócesis de Saint Andrews y Edimburgo.

En 2001 pasó a presidir la Conferencia Episcopal de Escocia y el 21 de octubre de 2003 fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II en su noveno consistorio.

En 2009, entró a formar parte del Consejo Pontificio para la Familia gracias al papa Benedicto XVI, quien un año más tarde visitaría el Reino Unido.

O'Brien aprovechó la visita del papa a Escocia para manifestar su opinión sobre asuntos como la ordenación de mujeres, una posibilidad que descartó con el argumento de que no hubo una sola mujer entre los apóstoles de Cristo.

El clérigo norirlandés también criticó antes de la visita papal a a la BBC por adoptar un enfoque radicalmente laico y mostró su temor de que la emisión de un documental sobre abusos sexuales cometidos por clérigos británicos fuera un "golpe bajo"al Vaticano.