«Si no escuchamos al mundo, el mundo no nos escuchará»

Son ya 70 los padres sinodales que han intervenido en el día y medio del Sínodo sobre la Familia que se celebra en el Vaticano hasta el 19 de octubre. Pero no son los únicos que han hablado, pues en todas las jornadas las sesiones se abren con el testimonio de los auténticos protagonistas de esta asamblea de obispos, los matrimonios. Ayer le tocó el turno a los filipinos George y Cynthia Campos. Casados en 1987 y padres de cuatro hijos, su historia está marcada por la confianza en Dios ante los vaivenes de la vida.

Más allá de las controversias sobre el aborto, expresadas por algunos de los fieles en el cuestionario preparatorio del Sínodo, el relato que hizo Cynthia constituye un testimonio muy valioso para los participantes en la asamblea. «En mi cuarto embarazo me diagnosticaron diabetes gestacional y preeclampsia. Nos contaron que mi vida podía estar en riesgo y que había altas probabilidades de que el niño no fuera normal. Tenía que elegir entre poner fin al embarazo o asumir el riesgo. Seguí adelante. Fue una auténtica prueba de fe», contó esta filipina, quien ha participado en misiones junto a su esposo en Vietnam, Tailandia y Australia.

La complicación en el embarazo no fue el único problema grave que afrontó Cynthia, pues en 1998 le diagnosticaron un cáncer de pecho que habría acabado con su vida en menos de 6 meses. «Le pedí a Dios que con un golpecito de su dedo cambiara mi enfermedad. Mis súplicas se escucharon y ahora puedo hablarles a ustedes tras una sencilla intervención médica y unos antibióticos», aseguró.

En las congregaciones generales celebradas hasta ayer a mediodía ha ocupado un lugar destacado la reflexión sobre cómo la Iglesia dialoga con el mundo. «Se abordó la necesidad de adaptar el lenguaje de la Iglesia para que la doctrina acerca de la familia, la vida y la sexualidad se entienda correctamente. Si la Iglesia no escucha al mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia. Y el diálogo puede basarse en cuestiones importantes, como la igual dignidad de hombres y mujeres y el rechazo de la violencia», puede leerse en uno de los resúmenes de las intervenciones.

Una vez concluido el Sínodo el 19 de octubre, cuando se celebrará la beatificación de Pablo VI, el Papa que creó estas asambleas, Francisco no se tomará unas jornadas de descanso. Al día siguiente tendrá lugar un Consistorio que, en principio, tenía como objetivo sacar adelante varias causas de canonización. Pero hay más. El portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, informó ayer de que el encuentro entre los miembros del Colegio Cardenalicio fijado para el 20 de octubre tendrá una perspectiva más amplia: hablar de la situación de Medio Oriente y, en particular, de cómo los distintos conflictos armados en la región están afectando a la población cristiana de la zona. Se espera que en el Consistorio participen tanto los purpurados como siete Patriarcas de las Iglesias orientales y de Jerusalén, algunos de los cuales no tienen la distinción cardenalicia.