Literatura
Sor Patrocinio, la consejera desconocida de Isabel II
El historiador Javier Paredes comienza con el libro «Las llagas de la monja» una serie sobre la difamada monja madrileña
El historiador Javier Paredes comienza con el libro «Las llagas de la monja» una serie sobre la difamada monja madrileña
Es larga la relación que une a Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea, con sor Patrocinio, monja concepcionista franciscana del siglo XIX. «La conozco de cuando hacía mi tesis doctoral sobre Pascual Madoz. Entonces, tenía 24 años, descubrí que todo lo que se había contado sobre ella era mentira. Así la he ido siguiendo durante años, lo que desemboca en una serie de libros, de la que ahora se publica el primero», explica. Mientras habla, el profesor trata a los personajes como si estuvieran entre nosotros: sor Patrocinio, Isabel II, Madoz, Olózaga o Mendizábal... Uno de los primeros mensajes es contra los dirigentes citados: «Este libro es mi batalla contra ellos, porque la han arrojado a la indigencia espiritual cuando no es ninguna indigente. Quiero dar la vuelta a la historia de la monja de las llagas, como se la llamaba despectivamente, para contar sus llagas». Toda una declaración de intenciones, que es, además, el título del libro que busca hacer justicia y contar la verdad. Entonces, ¿quién es sor Patrocinio? Según las investigaciones de Paredes, no es la monja politiquera que supuestamente manejaba a Isabel II, la religiosa que se inventó sus llagas, éxtasis y visiones para favorecer al bando carlista en un primer momento y luego a la reina. Sí es la bella joven que cautivó a Larra o a Olózaga, monja que fundó 18 conventos, colegios para niñas pobres, a la que se apareció la Virgen –como aprobó el Papa Gregorio XVI–, que tenía llagas, certificadas por el médico más prestigioso de la época, además de otros dones, y que, sin apenas educación, escribió novelas que están a la altura de san Alfonso María de Ligorio.
Todo está documentado en «Las llagas de la monja. Sor Patrocinio en el convento del Caballero de Gracia» (Editorial San Román), que se presenta el 21 de enero en Madrid, y que incluye las notas que la madre Pilar, abadesa de sor Patrocinio, tomó a instancia de los franciscanos, a las que Paredes ha añadido comentarios a pie de página y el catedrático de Metafísica Eudaldo Forment, una extensa introducción. «Era una criatura angelical (...) nos teníamos por dichosas de que el Señor hubiera traído a nuestro convento este alma», comienza el escrito de la abadesa.
Así, con todo tipo de detalles, la madre Pilar dejó constancia de la grandeza de sor Patrocinio: Las llagas, los ataques del demonio, que llegó a sacarla del convento, los éxtasis, la incredulidad de los superiores franciscanos, el crucifijo milagroso de su celda, el don de la clarividencia... Todo lo que vio lo dejó por escrito y no entendía cómo había personas que, sin haber visto lo que ella sí, criticaban a sor Patrocinio. «En otra ocasión viendo yo tantas cosas admirables (...), y que no podía quedarme duda de que todo era sobrenatural y obrado por Dios, y viendo al mismo tiempo la incredulidad de los que sin experimentar ni acercarse a ver estas cosas la condenaban y no creían, me admiraba mucho, y me ocurrieron en mi interior estas palabras: “Ni el mismo demonio podía discurrir tantas cosas a un tiempo si fuera obra suya”. Estando así pensativa me la encontré, y (...) me dijo: “¿Con que ni el mismo demonio podía discurrir tantas cosas?”. Me quedé pasmada y alabé al Señor porque de tantos modos quería y se dignaba asegurarme».
Quizá el momento más importante de sor Patrocinio se produjo el 13 de agosto de 1831, cuando se le aparece la Virgen y le deja una imagen suya bajo la advocación del Olvido, Triunfos y Misericordias. Fue el momento en que el demonio dejó de atacarle, pero también fue el inicio de una campaña en su contra que le llevaría al destierro por dos veces, una campaña que, según Paredes, continúa. Así recoge sor Isabel de Jesús la aparición, tras las lectura de unas notas de sor Patrocinio: «La Virgen Santísima le dijo que aquella imagen venía enriquecida con muchas gracias y privilegios para sus devotos, que cuidase de darle culto, que la dejaba en la comunidad. Le dijo también que, desde entonces, le quitaba el permiso a Satanás para atormentarla por sí mismo, y pusiera la figura del dragón amarrada a los pies de la sagrada imagen, que ella misma le atara con una cadena y pusiera esta en las manos de la santa imagen, en señal de que quedaba sujeto. El demonio, furioso, bajó a los abismos, asegurando a mi venerada madre, que ya que no podía perseguirla por sí, lo haría por los hombres, y no sólo en vida, sino después de muerta (...)».
Según Paredes, esta aparición provoca la furia de los laicistas, que no pueden permitir que Madrid se convierta en un centro mariano e intentan acabar con la fama de la monja. «En 1835, el convento del Caballero de Gracia tiene una gran capacidad de convocatoria entre los fieles de Madrid. En su iglesia se celebran numerosos actos religiosos, de los que sólo algunos se anuncian en los periódicos. La afluencia de madrileños y la presencia pública del hecho religioso era tan importante que el Gobierno liberal decidió acabar con todo eso, para lo que detuvo a sor Patrocinio, expulsó a toda la comunidad del convento y lo derribó. No es casual que seis meses antes de su detención, el convento del Caballero de Gracia apareciera a menudo en la prensa», notas que publicitaban los cultos a la Virgen del Olvido.
Paredes pretende con este libro acabar con la persecución a esta monja, de la que apenas se conoce nada, recuperarla como valor para todos y ver a Madrid, de nuevo, venerar a la Virgen del Olvido y convertirse en centro mariano. También espera que este libro pueda impulsar su causa de beatificación. Son los deseos de un historiador que quiere hacer justicia y lo está logrando.
El siguiente volumen, sobre la desamortización
Cuenta Eudaldo Forment, autor de la introducción del libro, que los altos fines que perseguía sor Patrocinio bien pueden empezar a cumplirse con la difusión de la obra de Paredes. Sin embargo, hay más, pues el catedrático de Historia ya está trabajando en otros dos libros sobre esta religiosa. El siguiente volumen tiene que ver con la desamortización del convento del Caballero de Gracia y, por extensión, toda la desamortización en Madrid. Según Paredes, los que propusieron y llevaron a cabo esa medida luego compraron los bienes. «El primero, Mendizábal. La desamortización es una gran mentira», añade. Por eso libra una batalla contra todos aquellos que atacan a su «amiga» sor Patrocinio, de la que ha aprendido que todo, sea bueno o malo, se pasa, excepto Dios. O como él mismo recuerda que dice una misiva de la religiosa a su comunidad: «En definitiva, diles que todo se pasa y que la eternidad sin fin se acerca».
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