Catolicismo

«Un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas»

El Papa agradeció el generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal de monseñor Echevarría. El funeral por el prelado del Opus Dei se celebrará mañana en Roma.

«Un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas»
«Un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas»larazon

El Papa agradeció el generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal de monseñor Echevarría. El funeral por el prelado del Opus Dei se celebrará mañana en Roma.

Con tristeza, pero con alegría en la esperanza cristiana. Es así como definen muchos miembros del Opus Dei la muerte del segundo sucesor de san Josemaría Escrivá de Balaguer, el que durante 20 años ha sido el prelado de esta institución, monseñor Javier Echevarría.

El obispo español murió el lunes a la edad de 84 años, después de haber sido internado en el policlínico Campus Biomédico por una infección pulmonar. Desde el mediodía de ayer, miles de fieles veneraron sus restos mortales en el templo de Santa María de la Paz, iglesia prelaticia del Opus Dei, donde también se encuentra enterrado el fundador, San Josemaría Escrivá, y el que fue su primer sucesor, el beato Álvaro del Portillo.

El prelado fue trasladado hasta esta iglesia después de permanecer en la capilla del policlínico, a la que acudieron numerosas personas durante toda la noche. Médicos, enfermeros y el resto del personal del hospital quisieron rendirle un homenaje y estar presentes en el momento en el que fue trasladado desde el centro médico. Muchos fieles que lo acompañaron en esos momentos oraron en silencio y con lágrimas en los ojos.

A lo largo de la noche del lunes se celebraron diversas misas «corpore insepulto» en la capilla del centro hospitalario. Monseñor Fernando Ocáriz, nuevo cabeza del Opus Dei, celebró la primera hacia la 1 de la madrugada.

Según anunció La Obra, el funeral tendrá lugar mañana las 19:00 en la basílica de San Eugenio de Roma, y se espera la participación de miles de personas, así como de importantes autoridades del mundo eclesiástico y civil.

El Papa Francisco quiso mostrar su cercanía y dolor por el fallecimiento del prelado y llamó por teléfono a las 8:15 de esta mañana al vicario auxiliar de la Prelatura, Mons. Fernando Ocáriz. Según indicó el Opus Dei a través de su sitio web, «el Santo Padre ha asegurado sus oraciones por el Prelado durante la celebración de la Eucaristía y ha enviado su bendición para todos los fieles y amigos de la Prelatura».

Asimismo, en un telegrama enviado a monseñor Fernando Ocáriz, Bergoglio expresó su «más sentido pésame» por el fallecimiento de monseñor Javier Echevarría, «al mismo tiempo que me uno a vuestra acción de gracias a Dios por su paternal y generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal».

El Pontífice destacó que «a ejemplo de San Josemaría Escrivá y del Beato Álvaro del Portillo, a quienes sucedió al frente de toda esa familia, entregó su vida en un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas».

Además, en el telegrama indicó que «elevo al Señor un ferviente sufragio por este fiel servidor suyo para que lo acoja en su gozo eterno y lo encomiendo con afecto a la protección de Nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe, en cuya fiesta entregó su alma a Dios».

Por otro lado, al comunicar la noticia, Fernando Ocáriz afirmó que se trata de un momento «de oración, de serenidad y de unidad». «A la pena por la marcha de un padre, se une el agradecimiento por el cariño y el buen ejemplo que nos ha dado en estos 22 años como prelado», explicó. Además, recordó que precisamente el pasado 3 de diciembre, fecha de su santo, monseñor Echevarría dijo a las personas del Opus Dei que le acompañaban: «Quiero apoyarme en vosotros. Os necesito. Yo ya estoy de paso. La prelatura del Opus Dei está en vuestras manos. Sostened al prelado, sea quien sea».

Monseñor Ocáriz también desveló que, en sus últimos momentos, el prelado «rezaba a la Virgen de Guadalupe. Quienes le acompañaban, le preguntaron: ‘‘¿Quiere que pongamos la imagen de la Virgen de Guadalupe a la vista?”. Y él respondió: ‘‘No hace falta, aunque no vea el cuadro, la siento conmigo’’».

En una entrevista realizada por Radio Vaticano, Ocáriz dio a conocer también que pudo «darle la unción de enfermos, y la ha recibido con alegría... Poco después ha fallecido: serenamente, como ha sido siempre su vida, una vida de servicio, de entrega a los demás».

El actual máximo responsable de la institución reconoce que «nuestros sentimientos, en este momento, son de pena, pero también de serenidad, porque se nos ha ido al Cielo una persona buena que sabemos que desde allí nos va a ayudar». «Como es sabido, vivió con dos santos: con San Josemaría y con el beato Álvaro del Portillo. Y de ellos aprendió a ser muy fiel a la Iglesia: a amar a la Iglesia, al Papa y a las almas».

«Me impresionó siempre su capacidad de estar ‘‘a mano’’ de todos, de escuchar, de no tener prisa para conversar con uno o con otro, incluso para conversar con quien se le acercaba de improviso. Era un sacerdote y un obispo fiel, bueno, cercano a todos», añadió.

Como era habitual, el Prelado escribió una carta a los miembros del Opus Dei en el mes de diciembre en la que trataba el tema del Adviento. Este es, por tanto, uno de sus últimos escritos, en el que advertía del riesgo «de que el ajetreo del ambiente nos empuje, casi sin darnos cuenta, al atolondramiento: a hacernos perder el enfoque de que el Señor se halla muy cerca».

En el texto, monseñor Echevarría realizaba una propuesta concreta: «En medio de las prisas, de las compras –o de las estrecheces económicas, quizá ligadas a cierta falta de seguridad social–, de guerras o catástrofes naturales, hemos de sabernos contemplados por Dios» porque «así encontraremos la paz del corazón», escribió el fallecido.

Con la muerte del Prelado se abre una nueva etapa en uno de los carismas más importantes de la Iglesia que nació en España en 1928 y que ha traspasado fronteras, llegando a todo el mundo. Ahora, según recogen los estatutos, le compete a Fernando Ocáriz convocar en el plazo de un mes un congreso electivo que elija al nuevo Prelado. Ese congreso deberá celebrarse en el plazo de tres meses y la elección debe ser posteriormente confirmada por el Papa.