Río de Janeiro
Una JMJ diseñada para una Iglesia joven
Cuando Francisco aterrice en Río de Janeiro el próximo lunes para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se encontrará con un viejo amigo: el cardenal brasileño Cláudio Hummes, arzobispo emérito de Sao Paulo. Durante el último cónclave, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio y Hummes estaban sentados uno al lado del otro y, tras la elección del argentino como obispo de Roma, fue el brasileño quien le inspiró el nombre de Francisco para su pontificado al pedirle que no se olvidara de los pobres. En el momento en que el Papa se mostró al mundo por primera vez vestido de blanco en el balcón central de la basílica de San Pedro, Hummes estaba a su lado, acompañándole, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.
Entrevistado ayer por Radio Vaticana, el prefecto emérito de la Congregación para el Clero apuntó que durante su estancia en Brasil, el Papa intentará profundizar en «la nueva orientación que propone a la Iglesia» a través de «sus gestos», «su cercanía» y su manera de «relacionarse con la gente».
«Todo su programa está hecho de estas prioridades: las periferias, las personas necesitadas, los que sufren, los pobres... Él nos enseña a todos que no debemos trabajar sólo con grandes proyectos, sino dirigirnos sobre todo a las personas que tenemos cerca, a los que están delante de nosotros y necesitan una sonrisa, un abrazo, una luz que los guíe, un consuelo», sostiene el purpurado.
La agenda que Francisco ha diseñado para su estancia en Brasil tiene bien presente esta preocupación por las periferias. En Río de Janeiro visitará un hospital que acoge a drogadictos, se encontrará con jóvenes presos y caminará por las calles de una de las favelas más peligrosas de la ciudad, la de Marguinhos, donde será recibido por una familia. Para Hummes, con estos gestos el Papa muestra cómo debe ser el camino que siga la Iglesia, optando por la «sencillez» y la «pobreza». «Él nos lleva de nuevo a las cosas esenciales y creo que esto lo hará de nuevo».
El cardenal franciscano, que tendrá una catequesis con los jóvenes que participan en la JMJ, piensa que durante el cónclave se produjo «un milagro» con la elección de un Papa latinoamericano. «Sólo el Espíritu Santo podría haber hecho esto, hacer que los corazones de los cardenales, que en su mayoría eran europeos, osaran elegir a un latinoamericano, de una Iglesia relativamente joven aún». En su opinión, Francisco va a América Latina a decir que «vale la pena» amar a Jesús y que hay que «seguir adelante». E insiste: «Viene a confirmarnos en este camino».
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