Francisco, nuevo Papa

Una relación áspera con el Gobierno de los Kirchner

Pese a su timidez, el Papa Francisco ha sido muy crítico con el poder. Su relación con la clase política argentina actual ha estado marcada por la tensión, al denunciar algunos casos de corrupción

Cristina Fernández saluda en 2008 al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. A la derecha, la carta de felicitación que envió ayer la presidenta argentina
Cristina Fernández saluda en 2008 al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. A la derecha, la carta de felicitación que envió ayer la presidenta argentinalarazon

La noticia conmovió a Argentina y al mundo: el nuevo Papa es argentino, fue jefe de la Iglesia católica de Argentina durante mucho tiempo y tuvo una relación áspera con los Kirchner.

La noticia conmovió a Argentina y al mundo: el nuevo Papa es argentino, y es Jorge Bergoglio. El nuevo Pontífice fue jefe de la Iglesia católica de nuestro país –Argentina– durante mucho tiempo y tuvo una relación áspera con el Gobierno de los Kirchner. Con Néstor la relación fue mucho más distante y conflictiva que con la actual presidenta. El ex presidente llegó a identificar al entonces cardenal como «el verdadero representante de la oposición». En aquel momento, Bergoglio se quejó de los dichos de Kirchner. En enero de 2007, el periodista especializado de «Clarín» Sergio Rubín escribió una información titulada «Kirchner y Bergoglio, separados por cuestiones de fondo». En la misma explicaba que se había pospuesto una reunión entre las partes y que ni siquiera la cúpula del Episcopado –que encabeza el propio Bergoglio– logró acordar una visita protocolar a las máximas autoridades del Congreso. «Kirchner siente que el grueso de los obispos, con Bergoglio a la cabeza, es un factor muy fuerte de cuestionamiento» a su gestión. La Casa Rosada se quejó muchas veces de que la Iglesia nunca le reconoció todo lo que hizo el presidente por sacar al país de una de las peores crisis de su historia», explica Rubin a LA RAZÓN. Sin embargo, cuando el ex presidente murió, Bergoglio reaccionó rápidamente y en cuestión de horas decidió oficiar una misa por el eterno descanso de Kichner. Lo hizo en la catedral metropolitana. «El pueblo tiene que claudicar de todo tipo de posición antagónica frente a la muerte de un hombre ungido por el pueblo para conducirlo, y todo el país debe rezar por él», dijo en esa oportunidad. Además, en ese momento pidió que los ciudadanos no fueren desagradecidos. «Sería una ingratitud que este pueblo no se una en oración por un hombre que cargó sobre su corazón, sobre su conciencia y sobre su hombre la unción de un pueblo que le pidió que lo condujera», dijo.

Con Cristina, el punto de enfrentamiento máximo llegó con la legalización del matrimonio gay. Bergoglio fue la cara visible de la marcha contra la ley y se opuso rotundamente al proyecto que más adelante se transformó en una realidad. «Me preocupa el tono que ha adquirido el discurso, se plantea como una cuestión de moral religiosa y atentatoria del orden natural, cuando en realidad lo que se está haciendo es mirar una realidad que ya está», respondió Cristina en esa oportunidad. En una de las últimas críticas, el entonces arzobispo de Buenos Aires, advirtió en una carta sobre el peligro de acostumbrarse «a oír y ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad». En esa oportunidad, Bergoglio también apuntó contra «la destrucción del trabajo digno». Igualmente, Bergoglio festejó varias veces el tono conciliador con el que Cristina encaraba sus discursos –aunque criticó cuando lo hizo con belicosidad–, y apuntó a la unidad entre los argentinos. Por su parte y a través de una carta, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner saludó al Papa Francisco I y tiene previsto asistir a su entronización en Roma.

«En mi nombre, en el del Gobierno argentino y en representación del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal», expresó la mandataria en una misiva que subió a su cuenta de Twitter. «Es nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia, una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grande responsabilidades en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la humanidad», agregó la jefa de Estado. En el Congreso, la elección de Jorge Bergoglio provocó una discusión en la Cámara de Diputados. La noticia se conoció en plena sesión, cuando los legisladores rendían homenaje a Hugo Chávez. El kirchnerista Julián Domínguez, presidente de la Cámara, hizo una mención y continuó con el reconocimiento al ex presidente venezolano. Las controversias se generaron cuando diputados de la oposición pidieron un intermedio para escuchar a Bergoglio, una propuesta que fue rechazada por el bloque del oficialista Frente para la Victoria. Posteriormente, la peronista disidente Graciela Camaño insistió en el tiempo de descanso, pero no se concedió. Para aquel entonces, la mayoría de los escaños de los opositores ya estaban vacías.

Con la ayuda de Chávez desde el cielo

Desde Venezuela, Nicolás Maduro bromeó con que el difunto Hugo Chávez «influyó» desde las «alturas» en la elección del primer Papa iberoamericano. «Nosotros sabemos que nuestro comandante ascendió hasta esas alturas, está frente a frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un Papa suramericano, alguna mano nueva llegó y Cristo le dijo: 'llegó la ahora de América del Sur'», ironizó el presidente interino venezolano durante un discurso televisado.