Benedicto XVI
Vida Consagrada, luz en medio del mundo
"La Vida Consagrada tiene su origen en el mismo Señor, es parte inamovible de su Iglesia, un bien para toda su Iglesia". Así se expresaba Benedicto XVI en 2010 refiriéndose a la vida religiosa. Un ejército de unos 800.000 hombres y mujeres que, en todo el mundo, sirven a Dios y a la Iglesia en los lugares y situaciones donde más falta hace una presencia que muestre el rostro misericordioso de Dios. Son cientos de congragaciones, de vida activa y contemplativa, que, con sus peculiaridades, sus diversas misiones, sus estilos y carismas suponen "un Evangelio vivo que se actualiza continuamente con formas nuevas", que diría el Papa.
Mirar la múltiple acción de todas estas congregaciones supone mirar la geografía del dolor, de las necesidades y penurias de nuestra sociedad. No hay situación donde la humanidad viva en precariedad y no haya una presencia de Iglesia, a través de una comunidad religiosa, que intenta transformar esas situaciones y llevar allí la luz del Evangelio.
Pero, además de las obras concretas que las Congregaciones ha puesto en marcha, la mayor parte de ellas han generado un movimiento de laicos alrededor de ellas, sus propias familias, las suelen llamar. Este dato me parece significativo. Siguiendo cada uno de los carismas aprobados por la Iglesia, la Vida Consagrada ha generado estos grupos que comparten una determinada espiritualidad, crean formas de participación y de colaboración en la misión de esas congregaciones, y promueven iniciativas de formación. Así pues, su acción se extiende más allá de propia misión, con ser esta importante.
La Vida Consagrada se encuentra ante importantes retos. Número de vocaciones, edad avanzada de sus miembros, entornos cambiantes en los que desarrolla su misión, profundas transformaciones culturales y antropológicas... que exigen una revitalización carismática. Algo que, por otra parte, es tarea constante –y lo ha sido-, de cada religioso y religiosa, pues cada uno de ellos vive su vocación en un tiempo determinado.
Benedicto XVI exhortaba a la Vida Consagrada, el 2 de febrero de este año, a renovar la fe para, decía, "iluminar vuestra vocación, reconocer la sabiduría de la debilidad"y ser "peregrinos hacia el futuro".
Al conocerse su renuncia al papado, algunos Superiores Generales le han expresado el agradecimiento de la Vida Religiosa por sus atenciones hacia los religiosos y religiosas en estos años de pontificado. Y han subrayado, en este acto del Papa, un "gesto profético de humildad y profunda responsabilidad eclesial", como escribía el jesuita Elías Royón, presidente de los religiosos españoles.
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