Investigación

¿Qué contienen las vacunas?

Antes se inoculaba el virus atenuado o inactivado o parte de él, ahora se introducen secuencias genéticas o vectores del virus. ¿Cuál es mejor?

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Todas las vacunas tienen el mismo objetivo: que nuestro sistema inmune recuerde y y nos proteja en el futuro del patógeno real. “Se inocula el patógeno inactivado o atenuado o los componentes del patógeno para que nuestro sistema inmune aprenda a reconocerlo y produzca anticuerpos y linfocitos T específicos frente al patógeno o partes del mismo”, explica Adelaida Sarukhan, doctora en inmunología y redactora científica en ISGlobal, centro impulsado por la Fundación “la Caixa”. De este modo se logra la protección real frente al virus o la bacteria.

Existe toda una estrategia para decidir qué componentes se inoculan y de qué manera, algo que ha cambiado últimamente gracias a los avances científicos. “En las primeras vacunas se inoculaba el virus entero atenuado o inactivado o se inoculaban algunas proteínas para disminuir el riesgo de inocular todo el virus. Pero últimamente lo que se está haciendo es inocular secuencias genéticas del virus, que es lo que hace Pfizer. Algunas vacunas además necesitan adyuvantes para estimular un poco más el sistema inmune en vez de solo inocular la proteína. Otra estrategia es la de inocular vectores del virus”, precisa.

“Estas dos técnicas son las que están utilizando muchas de las candidatas a vacuna más avanzadas frente a la Covid-19”, añade la experta. Así, la de Pfizer, que es por secuencia génica, “lo que hace es introducir moléculas de ARN mensajero con el objetivo de generar inmunidad contra la proteína Spike del SARS-CoV-2”. virus SARSCoV2″, precisa Sarukhan. De este modo nuestras células fabrican la proteína Spike y nuestro sistema inmune aprende a reconocer al virus y genera anticuerpos.

En cambio, las que emplean vectores virales, “lo que hacen es codificar la proteína spike que se mete en un vector viral para que infecte a nuestras células y tras ello nuestras células generan proteína spike y nuestro sistema inmune hará anticuerpos para protegernos".

¿Cuál de las dos estrategias es más eficaz y más segura?

La doctora en inmunología explica que con estas dos técnicas tenemos poquísima experiencia. De hecho, “no hay ninguna vacuna aprobada en humanos que use ARN mensajero y solo hay una de vectores virales que es la de ébola. Los ensayos clínicos indican que son seguras, pueden producir efectos secundarios como fiebre, fatiga o dolor de cabeza, similar a otras vacunas. A nivel de seguridad no parece que den problemas porque si no no estaría en fase III”.

En cuanto al nivel de eficacia, “no hay diferencia científicamente. De hecho, aún no sabemos si al final se logrará que sean un 90% de eficaces como lo anunciado por Pfizer. Si logran entre un 60 y un 80% de eficacia sería maravilloso”. En el caso de las vacunas de vectores virales como adenovirus “se ha planteado la posibilidad de que sean menos eficaces, aunque realmente no se sabe, porque tenemos algunos anticuerpos frente a los adenovirus. Y eso haría que quizá fueran menos eficaces. Pero son todo hipótesis”, hace hincapié Sarukhan. De hecho, para evitar esta posible pérdida de eficacia, la vacuna de AstraZeneca y Oxford lo hacen con adenovirus de chimpancé"

Diseño y producción

Preguntamos a la doctora qué dificultades plantean a la hora de producir, y explica que primero “son más fáciles de diseñar las de secuencias genéticas que las de vector viral porque con las segundas hay que producir el vector y tenemos poca experiencia con ello”. En cuanto a la producción a gran escala, la experta explica que en la actualidad “no hay fábricas acostumbradas a producir estas vacunas, hay que ver si son fácilmente escalables, parece que sí lo son”, destaca Sarukhan, que recuerda que con la de Pfizer y Moderna está el problema del almacenamiento: “Necesitan estar a -80 y -100º. Lo que puede suponer un problema de distribución en países de bajos recursos”, concluye la experta.